28/1/09

CUANDO LA INFORMACION SE CONVIERTE EN MERCANCIA

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Comparto con ustedes un interesante articulo de Eric Calcagno, actual senador nacional de la República Argentina por la Provincia de Buenos Aires, en el cual, a pesar de varios errores de concepto, se desarrolla un claro diagnóstico del mapa de los mass media en nuestro país. El artículo fue publicado en el semanario Miradas al Sur de Buenos Aires el domingo 25 de Enero del 2009.

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Prensa política y lectores militantes
Harold D. Lasswell recomendaba, a mediados del siglo XX, analizar la función política de los medios a través de la respuesta a las preguntas: ¿quién dice? ¿qué dice? y ¿a quién y con qué efecto? Cómo es en la Argentina.
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Por Eric Calcagno.
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Hubo un tiempo durante el cual el periodismo era expresamente un medio de persuasión: los principales diarios de la Argentina estaban identificados con un partido político o se presentaban como defensores de una definida corriente de opinión. Así, en el país están o estuvieron el mitrista diario La Nación, el conservador La Prensa, el yrigoyenista La Época, el peronista Democracia, el socialista La Vanguardia, el anarquista La Protesta, el comunista Nuestra Propuesta, el nacionalista Azul y Blanco, y muchos otros. Quien leía cada uno de estos periódicos sabía cuál era la ideología y los puntos de vista de los redactores. Esta convicción con información fue desplazada de a poco por la prensa con lógica empresaria. El objetivo es la maximización de ganancias, que convierte la noticia en mercancía informativa. Para que este sistema funcione, se basa en proclamar la objetividad, utilizar el sensacionalismo y presentar la independencia de posiciones partidarias. Parecen requisitos necesarios en la defensa de intereses económicos, en general de grupos concentrados, que usan la comunicación para legitimar su poder en la sociedad: ¿una política sin partidos, sin militantes... sin votantes? Un mundo de pasivos lectores, consumidores de la “verdad” cotidiana, anunciada como un oráculo, inapelable como una sentencia. A veces, ése parece ser el rol que ejercen en varios países latinoamericanos algunos diarios y periódicos comerciales, que ocupan el lugar de los partidos políticos. Se llega al extremo de fabricar conflictos y líderes para encauzar la oposición, cuando ésta es muy débil o se encuentra desarticulada. Claro que éste no es un fenómeno nuevo: antes del desembarco de fuerzas estadounidenses en Cuba durante la guerra con España de 1898, el magnate de la prensa William Hearst envió a La Habana a un periodista, quien le telegrafió lo siguiente: “No ocurre nada, todo está en calma, no habrá guerra, quisiera regresar”. Hearst le respondió: “Quédese, provéanos de ilustraciones, nosotros le suministraremos la guerra”. En este contexto, es útil recordar la metodología sugerida por Harold D. Lasswell, quien a mediados del siglo pasado recomendaba analizar la función política real de los medios de comunicación con tres preguntas que contestar: “Quién dice qué, a quién y con qué efecto”. Veamos.
Quién dice. El primer punto se refiere a quién dice. En este sentido, sólo tienen acceso a la propiedad de los medios masivos de comunicación el Estado o aquellas empresas con suficiente poder económico como para poder editar un diario o un periódico, o instalar y hacer funcionar una estación de radio o de televisión.No todos los ciudadanos de este país, por más buenas intenciones que tengan, pueden ser los dueños de un medio de comunicación: la igualdad de oportunidades frente a la comunicación masiva está, pues, falseada desde el origen. Qué dice. El segundo elemento en la definición se refiere al contenido del mensaje. Aquí suele mezclarse la información con la propaganda. Es decir, se trata de “influenciar la acción humana por la manipulación de representaciones”, que pueden ser habladas, escritas, por imágenes o musicales. Para ello se utilizan los medios de publicidad más aptos para coordinar la conducta de grandes masas de población, lo cual puede hacerse cada vez con mayor eficacia dada la enorme difusión de los modernos medios de comunicación, en especial la televisión; por lo demás, se trata de medios que requieren una actitud pasiva de quien contempla las imágenes, al contrario del esfuerzo de imaginación que requiere la palabra impresa. Este mensaje puede referirse a la más amplia gama de temas, desde los ideológicos hasta los políticos y comerciales. Sirve tanto para una campaña electoral como para vender un producto o para desgastar a un gobierno. Los problemas surgen con respecto a las cuestiones de fondo, cuando se falsea o deforma la información o se procura instalar profecías autocumplidas; y en las formas, cuando se quiere promover a un candidato con métodos que sirven para vender automóviles o desodorantes (hay circunstancias en las que el método determina el resultado... no todo da lo mismo).
A quién se dice y con qué efecto. El tercer factor de la metodología sugerida por Lasswell alude a los destinatarios del mensaje, que cada vez constituyen grupos más amplios. El éxito de la prédica transmitida por la publicidad se refleja en la adopción por los receptores de las actitudes o conductas preconizadas. Informar quiere decir –de acuerdo con la definición del diccionario de la Real Academia Española– “enterar, dar noticia de una cosa”; pero para que el mensaje sea tomado como verdadero, debe atravesar el filtro de la ideología o de las ideas preconcebidas o prejuicios. Es común no enterarse de las informaciones que contradicen las propias convicciones; o que, si se aceptaran, plantearían graves problemas morales o políticos o de seguridad personal. Un ejemplo trágico de este hecho es el bloqueo mental con el que gran parte de la población argentina (en especial de su clase media) pudo ignorar la desaparición de personas durante el gobierno militar; o la propia desaparición del Estado durante los ’90. Otra de las características fundamentales de los medios de comunicación es su capacidad para afirmar o diluir la identidad cultural de las naciones. Varios estudios acerca de la televisión muestran una disociación entre las necesidades de una cultura nacional deseable y la mayor parte del material que se emite, que en su mayor parte consiste en series violentas de procedencia extranjera, que ya están amortizadas en el país de origen y pueden venderse a bajos costos.El fenómeno de transnacionalización de las actividades económicas y culturales afecta fuertemente a las identidades nacionales. El término de “industria de la información” acuñado por los economistas de la Universidad de Stanford, plantea claramente el predominio de lo económico por sobre lo cultural; si a ello se agrega la factibilidad de emitir mensajes que se reciben en todo el mundo, por encima de las fronteras, resulta la posibilidad de tratar los productos culturales de modo análogo a las exportaciones comerciales. De tal modo, no sólo se desdibuja la identidad cultural nacional, sino que a la vez se desinforma.En conclusión, abandonada la función política de persuasión, la información aparece entonces como una mercancía más, resultado de sistemas de producción, distribución y consumo donde encontramos las mismas variables y categorías que en cualquier otra área de la actividad económica. Han sufrido las mismas consecuencias de la concentración y extranjerización del aparato productivo y han efectuado una “globalización” de lo comercial y lo político; el problema es que aquí se trata de la producción y de la distribución de ideas, de la visión de nuestra Nación y de nosotros mismos, así como también de las capacidades para alcanzar determinados objetivos.Lo grave es que los propietarios de la información no lo dicen, y los consumidores suelen creerlo. Aboguemos entonces por una prensa política, que represente con claridad todas las opiniones, y por lectores militantes, que ejerzan sus convicciones.

6 MIL MILLONES DE OTROS

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6 mil millones de otros es un proyecto que consiste en realizar 5 mil entrevistas a personas de toda característica y condición ubicadas en 70 países distintos. Buscan establecer así un retrato de la civilización actual que muestre la profunda universalidad e individualidad de los seres humanos.
4500 horas de entrevistas filmadas, 6 directores alrededor del mundo. Miles de testimonios de diversas personas en todo el planeta: distintos países, diferentes culturas, distintas lenguas y un tema en común.
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Las entrevistas están basadas en preguntas que cruzan el interés humano, relacionadas con la familia, con las situaciones que nos hacen reír o llorar, o con aquello que amamos y odiamos. El proyecto busca establecer así un retrato de la civilización actual, que muestre la profunda universalidad e individualidad de los seres humanos, y es una iniciativa de la ONG francesa Good Planet y de Yann Arthus Bertrand, el fotógrafo que se hizo mundialmente famoso por sus imágenes de la serie "La tierra vista desde el cielo".

Transmite el Canal Encuentro, dependiente del Ministerio de Educación de la República Argentina (canal 6 de Cablevisión, canal 6 de Multicanal, canal 7 de Telecentro, canal 741 de DIRECTV y por todos los cableoperadores del país).

Capítulo original: Viernes a las 21:00.

Repeticiones: Viernes: 00:30 / 10:00. Sábado: 07:00. Domingo: 09:00 / 2:00. Lunes: 15:00Martes: 04:30.

27/1/09

CUALQUIER COSA ES POSIBLE

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Micheal Moore
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En medio de una crisis política y económica de alcance planetaria y con el liderazgo severamente erosionado por el desgobierno y la arrogancia de George Bush, Barack Obama sorprendió con sus dos primeras medidas de gobierno: el cierre de la cárcel de Guantánamo y su posición liberal frente al aborto: “es un tema que deben ver las mujeres” sentenció el nuevo predidente. ¿Será este el principio del fin del neoliberalismo impulsado por el Consenso de Washington?. "Sí, nosotros podemos" fue el lema de una campaña electoral que puede ser el prólogo de grandes cambios, o tal vez mas de lo mismo como observan muchos analistas. El crédito está abierto y, como siempre ocurre en estos casos, es el tiempo quien dará el veredicto final.
Como complemento del post publicado hace 24 horas comparto con ustedes este mensaje de Mr. Moore, escrito luego de la jura de Obama, donde apuesta por concretar el tan mentado "cambio", uno de los ejes temáticos de la campaña.
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Amigos:

¿Quién entre nosotros no se ha quedado sin palabras? Derramamos lágrimas. Lágrimas de alegría. Lágrimas de alivio. Qué enorme e impresionante avalancha de esperanza en un momento de tanta desesperación. Para un país que fue fundado sobre el genocidio y que luego fue construido sobre las espaldas de los esclavos, fue un momento inesperado, sorprendente en su sencillez: Barack Obama, un buen hombre, un hombre negro, dijo que traería un cambio a Washington, y a la mayoría del país le gustó esa idea. Los racistas estuvieron presentes durante toda la campaña y hasta en las casillas de votación. Pero ya no son la mayoría, y veremos cómo se desvanece la llama de su odio durante el tiempo que nos quede de vida.
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Anoche hubo otra importante “primera vez”. Nunca antes en nuestra historia un candidato declaradamente antibelicista fue elegido presidente en tiempos de guerra. Espero que Obama recuerde eso, mientras pondera la posibilidad de expandir la guerra en Afganistán. La fe que tenemos ahora se perdería si Obama olvida el principal tema gracias al cual venció a sus compañeros demócratas primero, y después a un gran héroe de guerra en las Elecciones Presidenciales: “El pueblo norteamericano está cansado de la guerra”, dijo una y mil veces. Enfermo y cansado. Y su voz resonó fuerte y clara el día de ayer.
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Han pasado 44 años inaceptables desde que un demócrata aspirando a la Presidencia obtuviese apenas un 51 por ciento de los votos. Esto se debe a que a la mayoría de los estadounidenses nunca les han gustado realmente los demócratas. Ellos los ven como gente que rara vez tienen las agallas para cumplir sus tareas hasta el final o las agallas para apoyar al máximo a las personas que dicen que apoyan. Bueno, aquí está su oportunidad. Les ha sido entregada, a través de la votación pública, en la forma de un hombre que no es un dinosaurio partidista, ni un “burócrata de autopista”. ¿Se convertirá Obama en uno de ellos o los obligará a ellos a ser más como él? Oremos por esto último.
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Pero hoy celebramos este triunfo de la decencia sobre los ataques personales, de la paz sobre la guerra, de la inteligencia sobre la creencia de que Adán y Eva cabalgaron sobre dinosaurios hace apenas 6.000 años. ¿Cómo será tener un presidente inteligente? La Ciencia, desterrada durante ocho años, regresará. Imagínense lo que va a significar el darle apoyo de nuevo a las mejores mentes de nuestro país mientras dichas mentes buscan curar enfermedades, descubrir nuevas formas de energía, y trabajar para salvar el planeta. Yo lo sé, es increíble, pellízquenme otra vez.Podríamos, y es sólo una posibilidad, ser testigos también de una refrescante época de apertura, de iluminación y de creatividad. Las Artes y los artistas ya no serán vistos como enemigos. Quizás el Arte sea explorado de nuevo con el fin de descubrir verdades más elevadas. Cuando Franklin Delano Roosevelt tomó el poder tras su avalancha electoral de 1932, fue seguido por Frank Capra y Preston Sturgis, Woody Guthrie y John Steinbeck, Dorothea Lange y Orson Welles.
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Toda la semana me he visto inundado por medios de comunicación y por periodistas que me preguntan: “Oye, Mike, ¿qué vas a hacer ahora que Bush se va?” ¿Están bromeando? ¿Cómo será trabajar y crear en un entorno que estimula y apoya el cine y las artes, la ciencia y la invención, y la libertad de ser lo que quieras ser? ¡Verán florecer mil flores! Hemos entrado en una nueva era! y, si pudiera resumir nuestro primer pensamiento colectivo acerca de esta nueva era, es éste: Cualquier Cosa Es Posible.
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¡Un Afro Americano elegido Presidente de los Estados Unidos!. ¡Cualquier Cosa Es Posible!. Podemos arrancar nuestra economía de las manos de los ricos irresponsables y temerarios y devolvérsela al pueblo. ¡Cualquier Cosa Es Posible!. A cada ciudadano se le podrán garantizar cuidados médicos gratuitos. ¡Cualquier Cosa Es Posible!. Podemos detener el derretimiento de los casquetes polares. ¡Cualquier Cosa Es Posible!. Aquellos que han cometido crímenes de guerra serán llevados ante la Justicia. Cualquier Cosa Es Posible.
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Realmente no tenemos mucho tiempo. Hay un gran trabajo por delante. Pero esta es la semana, para todos nosotros, de celebrar en grande este gran momento. Pero seamos humildes. No tratemos a los republicanos de la forma en que ellos nos trataron a nosotros los últimos ocho años. Mostrémosles a ellos la gracia y la bondad que Barack Obama exudó durante toda su campaña. Aunque le dijeron todos los insultos que salen en el diccionario, Obama rehusó rebajarse a sí mismo para agacharse a la cuneta de la autopista y devolver las inmundas pelotas de barro.
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¿Podremos seguir su ejemplo? Será difícil, lo sé.
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Quiero dar las gracias a todos los que dieron de su tiempo y sus recursos para hacer que esta victoria fuese posible. Ha sido un largo camino, y hay daños enormes que se le han ocasionado a este gran país, sin mencionar a tantos de ustedes que han perdido sus trabajos, que han ido a la quiebra por culpa de las facturas de las clínicas privadas, o que han sufrido a través de un ser querido que ha sido enviado a la guerra en Irak. Ahora tendremos que trabajar todos juntos para reparar todos esos daños, y créanme que no será fácil.
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Pero, ¡qué gran manera de empezar! Barack Hussein Obama, 44º Presidente de los Estados Unidos. ¡Guauuu..! Totalmente en serio, ¡Guauuu..!
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Atentamente,
Michael Moore.
mmflint@aol.com

26/1/09

SOLO FALTAN UNAS HORAS

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Michael Moore construyó su estilo desde la ironía y el enfrentamiento. De su página web extraemos una nueva muestra del mismo con una carta abierta en la que celebra la llegada de Barack Obama a la presidencia de los EEUU y la despedida de George Bush del mismo cargo.
El martes 20 de enero, el director de Fahrenheit 9/11 y Sicko, publicó el artículo "
Just Hours Away" poco antes de la ceremonia de asunción de Obama.

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Este feliz, feliz día! Hemos dejado atrás la Edad Oscura y aquí estamos frente a uno de los momentos más redentores que la historia jamás ha presenciado. Barack Obama es nuestra mejor esperanza de hacerlo bien, para sanar nuestro espíritu nacional, para llegar al resto del mundo, con una rama de olivo en lugar de esta brutalidad chocante.


Quiero aprovechar esta oportunidad para agradecer a todos y cada uno de ustedes que han trabajado para que ocurra este día. Para muchos, la locura se remonta, no ocho años, sino veintiocho años, a los trágicos días en que Reagan juró desmantelar nuestro precioso "gobierno del pueblo" y nuestra querida forma de vida.

Quiero saludar a todos los que han hablado y hablado, que han escrito cartas y que marcharon por la paz, por todos los que nunca se rindieron, que son los verdaderos héroes de hoy. Muchos de ustedes han sufrido grandes pérdidas económicas. Algunos de ustedes han sufrido por un ser querido que se envía al extranjero a guerras vergonzosas y sin sentido, y miles de ustedes han visto a sus seres queridos regresar a casa sin vida. Ha sido un momento desgarrador.

Pero sale el sol a mediodía de hoy. El deshonrado presidente saliente se ira por una puerta lateral y se dirigirá a Crawford para venderse a Hollywood antes de instalarse en un exclusivo barrio en Dallas. Aliento a Bush a decidir un último indulto antes del mediodía: el suyo. Mejor sería una sábana de indultos por todos los crímenes que desde 2001 podrían haber cometido él, Cheney, Rumsfeld y toda su banda. Leyes importantes se rompieron, una guerra fue concebida a partir de una mentira, es hora, por favor, de que se haga justicia.

Por lo tanto, avanzar y solucionar el lío horrible en el que estamos. Somos afortunados de tener un nuevo presidente que es inteligente y amable, y que está comprometido a servir a su país. Les pido que hoy se tomen un momento para pensar lo que pueden hacer para unirse a él, para ayudar al presidente a realizar su trabajo. Estamos todos juntos en esto. Nuestro país fue profundamente estropeado por una administración que decidió atracar nuestra constitución y luego robar todo lo que pudieran para sus compinches de Wall Street.

Esta es mi propuesta: No dejemos solos a Barack Obama para arreglar este desorden. Por favor tomen ustedes una responsabilidad: trabajar más duro que nunca para terminar estas guerras, crear un sistema universal de salud, salvar nuestro planeta, terminar con la pobreza, incrementar el conocimiento y establecer un verdadero gobierno «de, por y para la gente» (en lugar de «de, por y para los lobistas, los banqueros y los que ganan con las guerras»)".

Esta es una nota personal, no es un secreto que he tenido que sufrir una avalancha de odio y ataques por hacer simplemente mi trabajo. Algún día les diré el costo real que todo esto ha tenido para mí, pero no hoy. Hoy es un momento de celebración, optimismo y esperanza. Me alegro de que todos viven para ver este increíble momento. Y doy las gracias a cada uno de ustedes por su apoyo a mi trabajo y su dedicación a nuestra democracia.
No puede faltar tanto para las 12.01. ¡Feliz día de la asunción!
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Atentamente,
Michael Moore.
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Comparto con ustedes un informe sobre la campaña de Barack Obama emitido en 60 Minutes, un programa periodístico de la cadena CBS de los EEUU.

14/1/09

EL CRIMEN NUESTRO DE CADA DIA

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Comparto con ustedes esta excelente nota publicada en el semanario Miradas al Sur de Buenos Aires el domingo 11 de Enero.


Cómo se construye el miedo
Los grandes medios no son ajenos a la edificación de una realidad que no siempre es la verdad.

Por Hernán López Echagüe.

No piense. No experimente sensaciones. No pregunte. No responda. No discuta. No caiga en la tontería de la incertidumbre. No beba. No fume. No juegue. No haga el amor. No crea en su hijo. Tampoco en su hermano. No escuche. No opine. No vote pavadas. No pida, y, desde luego, menos aún exija. No atienda el teléfono. No llame. No desee. No mire. No interprete. No cometa el desliz imperdonable de apasionarse por una idea. No exprese solidaridad. No crea en su amigo. Tampoco en sus padres. No abrace. No distinga. No analice. No juzgue. No duerma tranquilo. No confíe. Si oye ruidos raros en su casa, salte de la cama, tome la escopeta y dispare en defensa propia. No abra la puerta. No extienda la mano. No ayude. No colabore. No bese. No cante. No sonría. Busque otra vereda cuando en la suya, a lo lejos, advierta un grupo de gente extraña, oscura. No goce ni padezca la vida.
Cierre la boca y obedezca, simplemente obedezca, y escuche la radio y lea los periódicos y, por sobre todas las cosas, no se aparte siquiera un instante de la pantalla del televisor.
En momento alguno incurra en la irresponsabilidad de asomar la cabeza por la ventana de su casa. Y escriba de prisa su testamento.
¿O es que todavía no ha caído en la cuenta de que nuestro cristiano y occidental modo de vida está en peligro? Cualquier paso torcido puede conducirnos a una tragedia impensada. El mundo se ha convertido en un inabarcable terreno destinado a la caza, mayor y menor, y nosotros, personas comunes y ordinarias, sumergidos en una ingenuidad sin límite, somos la presa codiciada. Las rutas, calles y avenidas del mundo están repletas de cazadores furtivos. De todo tipo y humor. Patotas de jóvenes drogados y locos dispuestos a arrancarnos todo: ropa, dinero, inocencia. Árabes rabiosos que sin contemplación alguna nos decapitarán. Hordas de trabajadores desocupados y familias sin techo que no hacen otra cosa que aguardar nuestro sueño para invadir nuestra casa y llevárselo todo. Campesinos arropados de cordero que no tienen otro propósito que hacerse de nuestras tierras. Niños que, navaja en mano, aleccionados por sus padres, claro, nos esperan a la vuelta para abrirnos el vientre.
En otras palabras, gente sucia, malvada y pecaminosa que no piensa más que en cagarnos la vida. De modo tal que todo está bien así como está. Quietud, silencio, encierro, aislamiento, desdén. La existencia, condenada a mascullar palabras anodinas entre cuatro paredes.
Alguien, alguna vez, llamó sometimiento a esta situación. Someterse. Acomodarse a una realidad fraguada que anula nuestros deseos e incluso ignora nuestras necesidades básicas, pero que por razones muy complejas, acaso culturales y atávicas, aceptamos como orden natural, preestablecido e inviolable. Someter: subordinar la voluntad o el juicio propios a los de otra persona o grupo.
Inculcar y propagar el temor en una sociedad es quizá el modo más sutil y certero para mantener un estado de sometimiento que, en más de una ocasión, se asemeja a la esclavitud. Porque uno, de pronto, apenas piensa en escapar solo y a las corridas entre el maizal. Y no hay mejor bocado para el poder político y económico que la soledad, el individualismo, eso de ponerse a responder solo y a las patadas. El temor, cuando está fundado en un recelo generalizado, crea solidaridades efímeras y echa por tierra la solidaridad franca y duradera. Todo es desconfianza.
Bush apeló a la propagación del miedo entre los norteamericanos –tan proclives a caer en el pánico, dicho sea de paso– para entregarse alegremente a la matanza de miles de iraquíes con el único y excluyente propósito de robar petróleo. Pero, ¿cómo logró el poder político de los Estados Unidos llevar a ojos y oídos de la población esa paralizadora sensación de terror? Los grandes medios de comunicación actuaron de puente.
Los grandes medios de comunicación siempre actúan de puente entre el poder y la sociedad, cuando no, de voceros. Y la conducen según sus antojos. La razón es sencilla. Son empresas, enormes en muchos casos, que responden a una serie de intereses ideológicos y comerciales que habitualmente poco tienen que ver con la búsqueda de una sociedad mejor. Existe una clara afinidad, en oportunidades familiar y generalmente ideológica, entre la clase social que dispone de los medios de producción material y la que dispone de los medios de producción intelectual. Una sociedad de hecho.
Dos jóvenes roban tres chorizos en una carnicería; a una señora le arrancan la cartera; violan a una joven. Los diarios titulan: “Escalada de violencia”. Y en cada esquina comienzan a hablar de la escalada de violencia. “Así no se puede vivir.” “Queremos orden.” “Para eso pagamos nuestros impuestos.” “Los meten presos por una puerta y los sacan por otra.” Entonces, los grandes medios de comunicación resuelven auscultar el ánimo de la gente. Una encuesta de tono inductivo: “¿Tiene miedo?”. Por supuesto que lo tengo, si he visto al carnicero putear y a la señora y a la madre de la joven llorar. Los medios difunden el resultado: “El 78 por ciento de la población tiene miedo”.
Los desocupados marchan por las calles exigiendo pan y trabajo. Los diarios titulan: “El centro de la ciudad fue un caos”, y en la nota editorial se preguntan: “¿Hasta cuando?”. La gente, entonces, absorbe y dice por todas partes: “Queremos orden”. “La libertad de uno termina donde comienza la del otro". "Es inconcebible.” Los medios hacen la encuesta: “¿Qué opina de las manifestaciones que entorpecen el tránsito?”. El 75 por ciento las rechaza. A la mañana siguiente, los medios informan: “La gente está harta de esta situación, lo dicen las encuestas”.
Así las cosas, el miedo que los propios medios de comunicación crearon y propagaron cobra un irrefutable aire de legitimidad. Porque es la gente la que está harta. Una realidad engañosa que cumple su cometido: sumergir a la sociedad en la quietud, en la ausencia de participación, en la desconfianza.
Esta semana, en una vieja edición de la revista dominical del diario El País, de Madrid, leí un excelente artículo de Javier Cercas titulado Fuera es feo. Refiere Cercas el curioso mandamiento que gobierna al matrimonio conformado por el director de cine Arturo Ripstein y la guionista Paz Alicia Garciadiego: en su hogar no admiten la presencia de la televisión, tampoco radio, y mucho menos espacio para diarios o revistas. Una manera práctica de protegerse de las toneladas de basura y calamidades que, en apenas minutos, es capaz de arrojar sobre nuestra cabeza un programa de tevé en apariencia inofensivo o un editorial de La Nación, por ejemplo.
Me atrevo a discrepar con el matrimonio conformado por Ripstein-Garciadiego. Fuera es más lindo, y tampoco es necesario hacer gala de una inquebrantable valentía para salir, caminar, saludar, abrazar, mirar, escuchar, socializar, solidarizarse, beber, amar, decir, creer, compartir y, por sobre todas las cosas, cambiar: reunirse con el otro con el desfachatado objetivo de cambiar este lastimoso estado de las cosas donde priman el miedo y la indiferencia. Suficiente sería comprender la sensata máxima del subcomandante Marcos, del Ejército Zapatista: “Un valiente es un cobarde que corre hacia adelante”.