26/2/12

LA HISTORIA LA ESCRIBEN LOS QUE GANAN

Uno de los tópicos recurrentes respecto a las garantías que las fuentes disponibles en la web nos pueden brindar se basa en la facilidad que otorga la tecnología para manipular documentos. Prácticamente todos los formatos (audio, video, imagen y texto) pueden alterarse con relativo éxito a partir de conocimientos básicos de software que en el peor de los casos se tienen que descargar de manera gratuita de algún servidor, ya que muchos de esos programas vienen instalados en los ordenadores.

Sin llegar a la sistematización que George Orwell plantea en su novela 1984 a partir del trabajo realizado por el Ministerio de la Verdad, encargado de manipular o destruir de todo tipo de material histórico (incluyendo fotografías, libros y diarios) para lograr que las evidencias del pasado coincidan con la versión oficial de la historia, son muchas los ejemplos que encontramos a través de la historia de alteración de documentos. 

Esto nos lleva a pensar que las posibilidades que hoy nos brinda la informática son un eslabón más de una larga tradición de fraude, manipulación y plagio. Es decir, vivimos un nuevo estadio en el que se comprueba el axioma que posiciona a la tecnología, ni buena ni mala en sí misma, como herramienta que cobrará sentido ético a partir del uso que se haga de ella.

Comparto con Uds. un artículo al respecto del blog Papeles Pedidos del Diario El País de España.

Dame un documento y contaré la Historia
Por:Tereixa Constenla
21/02/201
A la Historia se puede llegar por autopistas, caminos zigzagueantes o corriendo campo a través. Enrique Moradiellos (Oviedo, 1961) ha elegido las vías rápidas, incisiones directas en el territorio, para contar los acontecimientos más esenciales de la Historia Contemporánea. El atajo que ha elegido es el de los documentos, entendidos en el amplio espectro del historiador, para quien tanto un texto como un mapa, una ilustración o un gráfico son documentos, hitos de partida para explorar la realidad.  “Servirse de un documento singular como punto de apoyo para el examen de su contexto histórico envolvente enfatiza el carácter de labor intelectual de interpretación humana, falible y perfectible, pero también lógica y demostrativa, que tiene la disciplina científico-humanística o científico-social de la Historia”, plantea el catedrático de Historia en la introducción de La historia contemporánea en sus documentos, publicado por RBA.
Desde la Revolución francesa hacia acá, la acumulación de revoluciones, transformaciones, conflictos, cambios tecnológicos e ideologías rupturistas ha sido trepidante y constante. Pero, avisa Moradiellos, el mundo es más o menos el mismo: “El mundo que nació a finales del siglo XVIII fue conformando unas condiciones vitales de existencia que siguen siendo, básicamente a pesar de cambios y avatares varios, las mismas que disfrutamos todavía hoy en gran medida y proporción”.
¿Qué valor puede tener una obra semejante, poco común en la historiografía española? La respuesta que da Moradiellos es la siguiente: “Un valor educativo y formativo bien importante para estos tiempos y sociedades de vertiginoso cambio tecnológico y creciente desmemoria u olvido de la historia precedente”.
Los documentos sirven de catapulta hacia los grandes acontecimientos de la historia contemporánea: la Revolución Industrial, la Revolución Francesa, el nacimiento de Estados Unidos, la Guerra de la Independencia española, la Guerra de Secesión norteamericana, la Primera Guerra Mundial, la Guerra Civil española, la Segunda Guerra Mundial o el desmoronamiento del bloque soviético. Pero también hacia fenómenos sociales e ideológicos que han transformado el mundo desde entonces: el feminismo se explica a partir de la declaración de Seneca Falls (1848), el darwinismo a partir de una caricatura publicada en una revista de Londres donde se dibuja al científico con rasgos simiescos (1874) o el marxismo a partir del prefacio del libro Contribución a la crítica de la economía política (1859).
Y se cuenta la revolución bolchevique y el nacimiento del comunismo a partir de dos fotografías que ya pertenecen a la historia de la fotografía manipulada. Se corresponden con la famosa imagen de Lenin pronunciando un discurso en la plaza del Teatro Bolshoi de Moscú, escoltado por Trotsky en las escaleras, y la instantánea retocada y manipulada durante el mandato de Stalin en la que literalmente se ha borrado a Trotsky de la fotografía. También el vacío es un documento.