31/10/14

LOS PELIGROS DE LA TECNOLOGÍA (II)

Nicholas George Carr. 

Los peligros de la revolución digital



Cada vez las personas delegan más en la tecnología, que guía sus pasos, relaciones, trabajos. Carr alerta sobre la “complacencia automatizada”: confiar en que la máquina lo resolverá todo mientras se deja la atención a la deriva, lo que merma las capacidades del individuo.



En la primavera del año 1995 el transatlántico Royal Majesty encalló, inesperadamente, en un banco de arena de la isla de Nantucket. A pesar de estar equipado con el más avanzado sistema de navegación del momento, hundió el morro en esta isla situada a 48 kilómetros de Cape Cod, Massachusetts, en Estados Unidos. Procedía de las islas Bermudas y se dirigía hacia Boston, con 1500 pasajeros a bordo. La antena del GPS se soltó, el barco fue desviándose progresivamente de su trayectoria y ni el capitán ni la tripulación se dieron cuenta del problema. Un vigilante de guardia no avistó una importante boya junto a la que el barco debía pasar, y no informó: ¿cómo se va a equivocar la máquina? Afortunadamente, el accidente no produjo heridos.
El prestigioso ensayista norteamericano Nicholas Carr utiliza este episodio para ilustrar hasta qué punto depositamos la fe en las nuevas tecnologías, que no siempre resultan infalibles.
En algunos casos, pueden arrastrarnos a lugares a los que no queríamos llegar.
En su nuevo libro, Atrapados: cómo las máquinas se apoderan de nuestras vidas, Carr, de 55 años, explica que hemos caído en una excesiva automatización, proceso mediante el cual hemos externalizado parte de nuestras capacidades. La tecnología guía nuestras búsquedas de información, nuestra participación en la conversación de las redes, nuestras compras, nuestra búsqueda de amigos. Y nos descarga de labores pesadas.
Todo ello, poco a poco, nos conduce a lo que Carr denomina complacencia automatizada: confiamos en que la máquina lo resolverá todo, nos encomendamos a ella como si fuera todopoderosa, y dejamos nuestra atención a la deriva. A partir de ese momento, si surgen problemas, ya no sabemos cómo resolverlos.
La pequeña historia del Royal Majesty, de hecho, encierra toda una metáfora: hemos puesto el GPS y hemos perdido el rumbo.
Algo así es lo que nos viene a explicar el experto estadounidense: “Estamos embrujados por las tecnologías ingeniosas”, dice en conversación telefónica desde su casa en Boulder, Colorado, en las Montañas Rocosas. “Las adoptamos muy rápido porque pensamos que son cool o porque creemos que nos descargarán de trabajo; pero lleva tiempo darse cuenta de los peligros que encierran, y no nos paramos a pensar cómo estas herramientas cambian nuestro comportamiento, nuestra manera de actuar en el mundo”.
Este estudioso de las nuevas tecnologías, que en 2011 fue finalista del premio Pulitzer con su anterior obra, Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras vidas?, estima que la complacencia automatizada está mermando nuestras capacidades. Y usa un ejemplo bien sencillo: gracias a los correctores automáticos hemos externalizado nuestras habilidades ortográficas.
Cada vez escribimos peor. Desaprendemos.
“A medida que empresas como Facebook, Google, Twitter y Apple compiten más ferozmente por hacer las cosas por nosotros, para ganarse nuestra lealtad, el software tiende a apoderarse del esfuerzo que supone conseguir cualquier cosa.”

–¿Qué nos están robando las nuevas tecnologías?
–Nos están robando el desarrollo de preciosas habilidades y talentos que sólo se desarrollan cuando luchamos duro por las cosas. Cuanto más inmediata es la respuesta que nos da el software diciéndonos adónde ir o qué hacer, menos luchamos contra esos problemas, y menos aprendemos. Nos roba también nuestro compromiso con el mundo. Pasamos más tiempo socializando a través de la pantalla, como observadores. Reduce los talentos que desarrollamos y, por tanto, la satisfacción que se siente al desarrollarlos.
El discurso tecno-escéptico de Carr puede ser rebatido desde muchos flancos. No son pocas las voces que se alzarían diciendo que esas mismas tecnologías están permitiendo expandir la capacidad de comunicación de las gentes, las posibilidades de aprender o incluso de organizarse para cambiar las cosas y comprometerse con el mundo. El propio Carr matiza su discurso alabando las inmensas posibilidades que la red ofrece para acceder a información y comunicarse. Pero hay costes asociados.
Mantener la atención en el nuevo escenario tecnológico, de hecho, no es cosa fácil. Los estímulos y distracciones que almacenan los teléfonos inteligentes que acarreamos o las pantallas a las que estamos conectados nos impiden centrarnos. Nos hacen sobrevolar las cosas. Pasar de una a otra sin ton ni son, en un profundo viaje hacia la superficialidad.
Carr, que fue asesor editorial de la Enciclopedia Británica, sostiene que la automatización en la que nos hallamos inmersos conduce, además, a una sociedad con médicos de atención primaria que emplean entre un 25 y un 55 por ciento de su tiempo mirando la pantalla en vez de prestar atención a la narración del paciente; a arquitectos que utilizan plantillas que propician uniformidad urbanística; y a financieros que delegan operaciones en la máquina que, cuando falla, pasa factura.
De hecho, ya se empezaron a dar pasos atrás en el proceso de automatización. El 4 de enero de 2013, la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos emitía un comunicado que instaba a las compañías aéreas norteamericanas a que incentivaran las operaciones de vuelo “manuales”. Las investigaciones sobre accidentes e incidentes en vuelo, explica Carr, indicaban que los pilotos se habían vuelto demasiado dependientes de la navegación automática.
La automatización supone, además, una amenaza para el empleo y convierte a los trabajadores en accesorios de la máquina, en ejecutores de labores cada vez más mecánicas, al externalizarse capacidades intelectuales. “Es muy triste. No sólo supone una amenaza para el sustento de la gente, sino que nos convierte en observadores más que en actores. Nuestra experiencia y múltiples estudios psicológicos demuestran que implicarse es la forma de estar satisfecho en el trabajo.”
Este proceso se ve alimentado por una doble fuerza: por un lado, las empresas potencian la automatización en pro de la eficiencia y la cuenta de resultados. Y por otro, los trabajadores aceptan de buen grado estas tecnologías: “Nos inclinamos hacia ellas porque nos ofrecen la ilusión de que tendremos más tiempo libre”. Ahí está la trampa. “Muchos emprendedores e inversores de Silicon Valley nos dicen: ‘Esto mejorará nuestras vidas, nos liberará’. Esa retórica utópica esconde el hecho de que, en muchos casos, las tecnologías no están haciendo nuestras vidas mejores, ni nos están dando mejores trabajos o actividades, sino que están haciendo cada vez más ricos a los plutócratas de Silicon Valley.”
Carr, ex director de la Harvard Business Review, rechaza que en este caso se trate del viejo miedo a la máquina de los tiempos de la Revolución Industrial: “Hay una gran diferencia: las computadoras pueden hacer ahora muchos más tipos de trabajo: no sólo se hacen con los de producción, mediante robots, sino que se hacen con los analíticos. Esta vez asistiremos a una pérdida neta de empleos”.
El ensayista norteamericano lleva su reflexión más allá. Existe, dice, una amenaza para nuestra libertad. “La gente hace amistades automatizadas por empresas como Facebook o Twitter, lo que supone que cada vez elabora menos sus propios pensamientos. El ordenador se apodera incluso de áreas íntimas de nuestra vida.”
–¿Cree usted que la tecnología, de algún modo, puede hacer que seamos menos libres?
–Sí, así lo creo. La libertad empieza con la libertad de pensamientos, que significa la habilidad de controlar tu propia mente, a qué prestas atención, qué consideras importante. Y ahora que llevamos computadoras encima todo el tiempo, en forma de teléfonos inteligentes, tabletas o lo que sea, el ordenador determina cada vez más adónde se dirige nuestra atención. Las empresas de software y de Internet saben muy bien qué es lo que atrapará nuestra atención. Cuando empezamos a regalar el control de nuestra mente y de nuestra atención, perdemos una fuente muy importante de libertad y libre albedrío.
–¿Es un peligro para nuestra sociedad que nuestras búsquedas de información, o compras, estén guiadas?
–Hay algoritmos secretos que, en cierto modo, nos están manipulando.
–¿Nos están manipulando?
–Lo estamos viendo en muchos casos. Facebook determina con sus algoritmos lo que ves de tus amigos. Pero como no informa de sus algoritmos, no sabemos qué intenciones tiene, por qué nos muestra una cosa y no la otra. Si haces una búsqueda en Google, son sus algoritmos secretos los que determinan lo que vas a ver y no sabemos cómo escogen lo que nos muestran. Podemos tener la esperanza de que su manipulación es benigna, que nos están ayudando, pero no podemos estar seguros de ello.
Carr, que rechaza ser calificado de tecnófobo, considera que el problema es que las máquinas están diseñadas por tecnólogos que sólo están preocupados por saber hasta dónde es capaz de llegar la máquina, y no de qué modo puede ésta expandir nuestras capacidades. “Las innovaciones tecnológicas no se pueden parar. Pero podemos pedir que se designen dando prioridad al ser humano, ayudándonos a tener una vida plena en vez de apoderarse de nuestras capacidades.”

Por Joseba Elola, De El País, de Madrid. Especial para Página/12.

30/10/14

LOS PELIGROS DE LA TECNOLOGÍA



Nicholas George Carr es uno de los principales referentes a nivel global sobre las nuevas tecnologías y su impacto en áreas tan disimiles como la cultura o la economía.
Graduado en Harvard, fue editor ejecutivo de la Harvard Business Review, siendo actualmente miembro del consejo editorial de la Enciclopedia Británica.

Atrapados, su útimo libro, pertenece a la familia de ensayos que reflexionan en tono de advertencia acerca de las nocivas consecuencias del uso de la tecnología, junto a títulos como Contra el rebaño digital (Debate, 2011), de Jaron Lanier, o Superficiales (Taurus, 2012), del propio Carr, en el que hacía ver que el uso continuado de Internet afecta negativamente a nuestro pensamiento, especialmente en lo que respecta a nuestra capacidad de concentración y procesamiento de la información.

Los lectores que se acerquen con desconfianza ante la posible tecnofobia del autor deben tranquilizarse, pues Carr les proporciona un diálogo con pensadores y científicos a los que otorga voz y no se limita a desarrollar argumentos meramente alarmistas. El autor se encuentra cómodo en el tono propio del ensayo angloamericano de divulgación, que comienza con una historia personal con la que el lector pueda conectar emocionalmente —la experiencia del propio Carr adolescente al conducir un coche viejo con palanca de cambios, a pesar de las burlas de sus automatizados compatriotas— para proseguir desarrollando sus argumentos y apoyándolos con los resultados de diversos experimentos realizados en universidades prestigiosas, principalmente estadounidenses, y con citas de académicos de esas mismas universidades.

Al posicionarse en el contexto actual sin descuidar los debates de hace más de 50 años, Carr cumple con su cometido de divulgador científico, pues descubre títulos de autores poco frecuentados y genera en los lectores interés por profundizar en la historia de la preocupación sobre los efectos de la tecnología, si es que tal materia existe.

En muchos aspectos, Atrapados dialoga con textos de historia cultural como El artesano, de Richard Sennett, en el que éste se pregunta qué nos enseña de nosotros mismos el proceso de fabricar cosas concretas. Además, ambos acuden a la Hannah Arendt de La condición humana en busca de respuestas, y, finalmente, tanto Carr como Sennett acaban preguntándose qué significa ser humano.La leve sensación de esto-ya-me-lo-sé que se obtiene en algunas páginas debido a cierta insistencia en temas y argumentos queda neutralizada con lo más destacable del ensayo de Carr: su buceo por los discursos visionarios de distintas décadas de los siglos XIX y XX acerca de los peligros de la automatización, tanto en la industria como en la vida cotidiana. Carr llama nuestra atención sobre algo quizá evidente, pero que en ocasiones se nos olvida: a lo largo de la historia se han repetido los miedos ante los avances tecnológicos. Por tanto, al acudir a los argumentos de MarxAdam Smith, Merleau-Ponty, Bertrand Russell (en su apocalíptico título de 1951: ¿Son necesarios los humanos?) o Norbert Wiener, en su libro Cibernética y sociedad (1950), logra sacarnos de estos asépticos estudios realizados en universidades contemporáneas y nos lleva a otros momentos de la historia en los que el término “automatización” era sinónimo de armatostes chirriantes.

Lo que le otorga credibilidad al texto es el hecho de que Carr nos habla desde el fango, pues él también es usuario de los últimos avances.  Su preocupación principal es de índole ética: en el noveno y último capítulo, Carr rescata un poema de Robert Frost titulado Segando (Mowing),que ilustra eficazmente su miedo a que dejemos de sentir nuestras herramientas como parte de nosotros —a diferencia del vínculo entre el labriego y su guadaña, un ejemplo de lograda tecnología, en opinión de Carr— y nos volvamos sus esclavos. Nos invita también a salir de la dialéctica del amo y el esclavo en relación con los avances tecnológicos y, sobre todo, nos pide que no nos alejemos del mundo por culpa de éstos.

Aquí se echa de menos un análisis más profundo, que precisaría de otra monografía entera, acerca del vínculo afectivo que hoy desarrollamos con nuestro batallón de tabletas, ordenadores y smartphones, pero sobre todo sería pertinente conocer qué es —y dónde está— ese "mundo" al que se refiere Carr y del que teme que nos alejemos, pues parece probable que su concepción de aquél no sería exacta a la que contemplan los más acérrimos tecnófilos. Para Carr, el valor de una herramienta —y un smartphone lo es tanto como una guadaña bien afilada— no es solamente lo que es capaz de producir para nosotros, sino lo que produce en nosotros. La sutil diferencia entre estas dos preposiciones es lo que ha dado lugar a este ensayo oportuno y actual y que, al menos, genera ganas de réplica, lo cual no es poco.

Fuente: Suplemento Babelia, Diario El País, España.

11/10/14

LA COMUNICACIÓN COMUNITARIA COMO ALTERNATIVA EN EL SIGLO XXI

Mónica González Mujica
En 2010 la periodista chilena Mónica González Mujica fue galardonada con el Premio Mundial de la Libertad de Prensa UNESCO "Guillermo Cano". González realizó distintitos trabajos de investigación durante la dictadura de Augusto Pinochet, lo que la llevó al exilio durante un período considerable y a estar recluida en prisión dos años. A la tiranía le desagradaba la más mínima oposición, la labor de la periodista representaba una verdadera afrenta.

Al ser entrevistada por el servicio de prensa de UNESCO, la galardonada señalaba los peligros de la libertad de prensa y del ejercicio periodístico de la siguiente manera: “Hay dos problemas que conducen a una amenaza creciente y acelerada sobre el derecho de la sociedad a informarse (…) En muchos países se observa un modelo que conduce a esa concentración de la propiedad, que va aparejada con otro fenómeno: los grupos que se apropian de varios medios, concentrando televisión, radio y prensa escrita, a su vez tienen intereses en otras áreas de la producción: agricultura, minería, servicios, inmobiliaria… Se produce por lo tanto una asfixia informativa impresionante, porque el medio no puede informar objetivamente de las empresas donde su propietario tiene inversiones. Eso es gravísimo y los periodistas están perdiendo autonomía, dignidad, prestancias… convirtiéndose en simples testaferros.”

El acaparamiento mediático por grupúsculos del poder económico es para González una grave problemática que mina el derecho a la información y el que los periodistas puedan ejercer su oficio de forma independiente. Los periodistas dejan a un lado su ética y objetivo profesional convirtiéndose en propagandistas de los dueños de los medios de comunicación, la gran mayoría de las veces aliados de la clase política en el poder. Al final de cuentas, las opciones de información son reducidas y las masas tienen que conformarse con una sola versión de los hechos, aquella que conviene a los intereses de la élite dominante.

En México la concentración de los medios de comunicación es palpable. Televisa y Televisión Azteca dominan el 98% de las opciones televisivas, en radio 13 grupos controlan el 80% de las emisoras, en prensa escrita la situación es un poco distinta, no obstante la nula pluralidad informativa genera un discurso homogéneo siempre cómodo al sistema. Las pocas voces distintas son acalladas con la agresión física, la muerte o bien la coacción con estímulos económicos.

Haciendo referencia al documento “La Fallida Actuación del Estado Mexicano para Proteger y Prevenir a Defensores y Periodistas” emitido por el Tribunal Permanente de los Pueblos (Capítulo México), se indica que en el presente escenario, en la nación mexicana se violan los derechos de expresión, además citando a la organización Artículo 19 se relata que de 2000 a la fecha 79 periodistas han sido asesinados y 18 desaparecidos, con lo cual se obstaculiza en gran medida el ejercicio periodístico.

En pocas palabras, la libertad de expresión está subordinada al poder, los trabajadores de la comunicación atados a los intereses de sus patrones, el discurso unificado no deja lugar a divergencias, la reproducción cultural preserva el statu quo, sin verdadera denuncia; la injusticia, la violencia, impunidad, nepotismo son consagrados valores cotidianos. El sistema antagónico utiliza a los que deberían ser medios de comunicación entre las personas, como medios de difusión de propaganda. La agenda informativa es la que marcan el poder político y económico. En esa agenda las luchas de los pueblos por la defensa de sus derechos están relegadas a espacios minúsculos y en ocasiones nulos.

En la democracia posmoderna, no existe más derecho que los de la élite gobernante. La democracia es solo para unos, creando una contradicción semiótica solamente atenuada con la tergiversación del lenguaje actual, medida muy utilizada para esconder sus verdaderos fines.

Los medios comunitarios: resistencias a la hegemonía.

La lucha por el control de la información no admite la mínima concesión para los poderosos, en 2011 al aplicarse modificaciones al Reglamento de Radio y Televisión, que permitían la existencia de radios comunitarias, la imponente Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión impugnó tales reformas. Además las pantallas y espectros radiofónicos sirvieron para emprender una campaña de desprestigio contra las comunitarias.

El 18 de agosto la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos “Todos los Derechos para Todas y Todos” denunció en su comunicado número 10 los constantes actos de acoso contra las radios comunitarias, quienes carecen de marco legal que las protejan. El Estado a través del Instituto Federal de Telecomunicaciones los amedrenta e inclusive utilizan la fuerza pública para intimidarlas como en el caso de “La voz del Pueblo de Zacatepec” y “Radio Axocotzin”, radios indígenas de Tlaxcalantzingo, Puebla, quienes curiosamente habían denunciado actos de devastación ambiental por parte de particulares.

La política estatal es en favor de los medios privados, sus aliados en realidad y contra todo medio que pueda dar a conocer una voz distinta a la oficial.

Para los “testaferros”, presupuesto público para adular a los administrativos en turno y cubrir con la mentira las tropelías de los empresarios transnacionales y nacionales. A fuerza de falacias pintar un país democrático y basto de libertades.

En contra parte, a pesar de las limitaciones legales y los riesgos, las radios comunitarias son una alternativa de información democrática e independiente del poder hegemónico para el siglo XXI. Un ejemplo encomiable lo dan los países y gobiernos progresistas del sur del continente americano.

Así Venezuela siendo criticada tendenciosamente por las grandes corporaciones mediáticas multinacionales, y sus filiales (junto a algunos defensores de los derechos de los periodistas mal informado o bien guiados por un análisis simplista de lo que pasa en el país sudamericano) por la “falta de libertad de expresión”, da una muestra encomiable hacia la pluralidad informativa, ya que junto a la creación de alternativas estatales cono Venezolana de Televisión, VIVE y otras, el Estado Bolivariano en los últimos tiempos ha creado redes de medios comunitarios para el ejercicio de información alternativa y popular.

Son más de 300 medios comunitarios promovidos por la Revolución Bolivariana en beneficio de la comunicación alternativa. Apenas un granito de arena, donde todavía un número importante de la información es manejada por privados, aquellos que vociferan en Caracas por libertad, pero curiosamente en otras latitudes sus similares las sofoca, invocando a la legalidad.

Retomando el diagnóstico de la periodista González y analizando la actual situación, la presencia de medios de comunicación comunitarios y alternativos, es condición necesaria para la pluralidad de concepciones, es requisito para diversificar el discurso en búsqueda de una mayor democracia y libertad de expresión. Para el siglo XXI ante el latente fracaso de programa unipolar, la comunicación comunitaria es espacio social para el encuentro dialógico hacia la construcción de paradigmas sociales más avanzados. Un verdadero reto para los ciudadanos, periodistas y gobernantes populares.


Por Manuel Alejandro Ramírez Solorio. Licenciado en Docencia en Lengua y Literatura por la Universidad Autónoma de Baja California, Profesor de Educación Básica y Media Superior.

Fuente: Rebelión

8/10/14

PREMIO GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ DE PERIODISMO


El Premio Gabriel García Márquez de periodismo es un galardón para incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética.
Además de las cuatro categorías de concurso, el Consejo Rector del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo ha otorgado a Javier Darío Restrepo y Marcela Turati el Reconocimiento a la Excelencia, por su independencia, integridad y compromiso con los ideales de servicio público del periodismo.
Todos los ganadores del Premio han recibido un ejemplar de la obra “Gabriel”, autoría del artista colombiano Antonio Caro, 15.000 dólares y el reconocimiento de toda la comunidad periodística de Iberoamérica.
Esta premiación hace parte de las actividades del festival del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, que tuvo lugar del 30 de septiembre al 2 de octubre en Plaza Mayor, en Medellín, y que comprende más de 30 encuentros gratuitos con 100 invitados de 20 países. Toda la información sobre el Premio está disponible en: fnpi.org.
Estos son los ganadores de la edición 2014 en las cuatro categorías del concurso: Texto, Imagen, Cobertura e Innovación. Estos trabajos fueron elegidos como los mejores entre las 1.400 postulaciones de 30 países que recibió el Premio en su segunda edición.


Ganador de la categoría Texto

El jurado de la tercera ronda de juzgamiento de la categoría Texto estuvo conformado por Josefina Licitra (Argentina), Eric Nepomuceno (Brasil) y Alberto Salcedo Ramos (Colombia). Este grupo de jurados eligió como ganador a:

Eduardo Suárez de España
Publicado en El Mundo

Perfil de Eduardo Suárez

Licenciado en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. Trabajó en varios medios de comunicación hasta que se incorporó a El Mundo como redactor de la sección de opinión, donde ejerció también como responsable de obituarios y editorialista hasta junio de 2007. Ha sido corresponsal para dicho medio en diferentes lugares como Londres, donde cubrió diversos procesos electorales o la boda del Príncipe Guillermo, y donde entrevistó a personajes de la escena política británica como Alex Saldmon, Tony Blair o Gordon Brown. En 2011 asumió la corresponsalía del diario en Estados Unidos. Desde allí cubrió las elecciones presidenciales de 2012 y el atentado contra la maratón de Boston. Ha ejercido como comentarista en programas de CNN, Univision, BBC, NY1 Noticias o Sky News. Es autor de los libros La carrera y El rastro del Exxon Valdez.Actualmente está escribiendo una biografía del senador hispano Marco Rubio que se publicará en 2015. Suárez es, junto a María Ramírez, creador de la web de innovación periodística nohacefaltapapel.com.

Presentación del trabajo

El barco petrolero ‘Exxon Valdez’ encalló en el estuario del Príncipe Guillermo, al extremo norte del golfo de Alaska, cuatro minutos después de la madrugada del 24 de marzo de 1989 y desató un desastre ecológico que marcó a toda una generación. Este reportaje es un viaje a la localidad de Cordova (Alaska), cuyos habitantes sufrieron las consecuencias naturales y económicas del vertido. Los protagonistas detallan el impacto de aquella marea negra sobre la pesca, sobre los animales y sobre los pueblos indígenas y alertan contra la influencia de las multinacionales petroleras en la política de Alaska. Veinticinco años después del accidente, sigue habiendo petróleo en las playas del estuario del Príncipe Guillermo.

Comentarios del jurado

Este trabajo plantea un conflicto ambiental de gran relevancia. El autor hace que un tema de hace 25 años resulte actual. Además, logra volver atractivo, desde el punto de vista narrativo, un tema que suele ser árido. Lo logra con un relato sobrio que jamás sacrifica lo periodístico en aras de lo literario. El texto ofrece dos posibilidades de lecturas complementarias muy interesantes: cada capítulo suelto es una crónica que va a al detalle en primer plano, y todos los capítulos juntos son un reportaje que muestran desde lo macro un problema social de gran magnitud.

Ganador de la categoría Imagen

El jurado de la tercera ronda de juzgamiento de la categoría Imagen estuvo conformado por Jean-François Fogel (Francia), Graciela Iturbide (México) y Rúi Araujo (Portugal). Este grupo de jurados eligió como ganador a:

Manolo Sarmiento y Lisandra Rivera de Ecuador

Lisandra Rivera

Se ha desempeñado como productora, productora ejecutiva y jefe de producción en la televisión ecuatoriana y en varias películas como Ratas, ratones, rateros (Sebastián Cordero, 1999), 1809-1810, Mientras llega el día (Camilo Luzuriaga, 2004),Crónicas (Sebastián Cordero, 2004) y Pescador (Sebastián Cordero, 2011). Es cofundadora del Festival Internacional de Cine Documental Encuentros del Otro Cine en Ecuador. Codirigió con Manolo Sarmiento el documental Problemas personales que trata el tema de la migración ecuatoriana a España (Ecuador, 2002). Actualmente es la coordinadora general de la Unidad Técnica del Programa DOCTV Latinoamérica de la Conferencia de Autoridades Audiovisuales y Cinematográficas de Iberoamérica.

Manolo Sarmiento

Se ha desempeñado como realizador audiovisual, abogado y periodista. Dirigió reportajes para varios magazines de televisión entre 1994 y 1999. Ganó el premio nacional de periodismo Símbolos de Libertad en 1998 en la categoría Mejor Reportaje de Televisión. Es fundador y director ejecutivo del Festival Internacional de Cine Documental Encuentros del Otro Cine, que celebró en mayo pasado su XIII edición. Fue editorialista y columnista de los diarios HOY y El Telégrafo y mantuvo durante varios años el blog Al interior del Otro Cine. Ha sido jurado de la categoría documental en los festivales de Guadalajara y Lima, y asesor en el taller de desarrollo de proyectos documentales Talent-Doc en Cochabamba.

Presentación del trabajo

La historia del Ecuador se vio estremecida en 1981 por la muerte repentina del presidente Jaime Roldós y de su esposa Martha Bucaram en un sospechoso accidente de aviación. Descrito por Gabriel García Márquez como un “presidente de corazón generoso”, Roldós había buscado el liderazgo democrático de un continente sometido al poder de brutales dictaduras militares. El filme examina sus dos muertes: la probable conspiración generada por su política de defensa de los Derechos Humanos en el continente y el drama shakesperiano de sus tres hijos, enfrentados a la manipulación de la imagen de sus padres por un partido populista creado por miembros de su propia familia. Tras treinta años de silencio, combinando periodismo de investigación y ensayo cinematográfico, el filme nos lleva a descubrir un capítulo desconocido y sorprendente de la historia de América Latina que resuena profundamente en el presente. El documental dura 125 minutos. Se estrenó en 12 salas de cine del Ecuador en agosto de 2013 y en seis semanas tuvo 52 mil espectadores. La fiscalía del Ecuador anunció la reapertura del caso de la muerte del presidente Roldós después de la exhibición del filme.

Comentarios del jurado

Este trabajo es un objeto periodístico fuera de lo común. Por su duración, su ambición y su voluntad de abarcar tanto la historia política de un país como la naturaleza del equilibrio estratégico en un cierto periodo, esta película es una obra total. Sus autores fueron además capaces de imponer un ritmo propio en la narración, tanto en el uso de la voz como en el montaje de las imágenes. La complejidad de una historia política mezclada con un aparente accidente de avión entrega a esta obra una doble dimensión, política y humana, asumida con gran éxito a lo largo de sus distintos episodios.

Más allá del caso específico presentado, este trabajo es una muestra de lo que puede ser el periodismo en el momento de enfrentarse con temas mayores, como la Historia de un continente en una época específica. El jurado saluda la ambición asumida por el autor que no renunció a su visión personal dentro del tratamiento riguroso y amplio de un episodio histórico.

Ganador en la categoría Cobertura

El jurado de la tercera ronda de juzgamiento de la categoría Cobertura estuvo conformado por Martín Caparrós (Argentina), Eliane Brum (Brasil) y Boris Muñoz (Venezuela). Este grupo de jurados eligió como ganadores a:

Equipo de Últimas Noticias de Venezuela
Publicado en Últimas noticias

Perfil del equipo de Últimas noticias

El equipo de Últimas Noticias está integrado por Tamoa Calzadilla, directora del equipo, César Batiz, coordinador del equipo; las reporteras y redactoras Laura Weffer y Carjuan Cruz, así como los periodistas Airam Fernández, Lisseth Boon y Álbinson Linares, en la verificación de datos, juntos a videografos, fotógrafos, infografos y diseñadores. El equipo que hace parte del diario Últimas Noticias, participó en el desarrollo y presentación del reportaje multimedia titulado Sucesos del 12F. Con armas cortas atacaron a manifestantes, basado en los hechos ocurridos el 12 de febrero de 2014 en Caracas, día en que murieron abaleados el joven Bassil Da Costa y el líder de un colectivo chavista, Juancho Montoya.

Presentación del trabajo

El 12 de febrero de 2014 se realizó en Caracas una marcha estudiantil que devino en tragedia. Ese día fueron asesinados Bassil Da Costa y Juancho Montoya. A través de un trabajo de investigación audiovisual y de una curaduría de fotos y videos ofrecidos por vecinos y testigos de los hechos, se logró determinar que los asesinos de Da Costa eran policías y funcionarios de inteligencia de Nicolás Maduro. Se establecieron sus identidades y su relación con los cuerpos de seguridad del Gobierno. A raíz de este trabajo, a todos ellos se les dictó orden de captura. Este es el primer trabajo periodístico venezolano en el que se hace curaduría de material digital que fue recogido por ciudadanos comunes y que luego permitieron reconstruir la historia. La labor de recolección de pruebas fue un trabajo meticuloso y dado que abarcó un espectro tan amplio, significó un esfuerzo importante. El seguimiento se hizo durante toda la semana, a pesar de las llamadas amenazadoras.


Comentario del jurado

En una situación altamente volátil, el equipo de Últimas Noticias consiguió establecer la responsabilidad del gobierno en las dos primeras muertes de las protestas que estallaron en Caracas el 12 de febrero de 2014. Lo hicieron utilizando herramientas novedosas: recopilaron gran cantidad de fotos y videos tomados por ciudadanos y los analizaron para armar el rompecabezas de un episodio confuso que la mayoría de los involucrados y el gobierno nacional preferían mantener en las sombras. Así consiguieron identificar a los asesinos: funcionarios de las fuerzas especiales del Estado.

Ante el intento de censura de la dirección del periódico, que pretendió callar los resultados de la investigación, la mayoría de la redacción se plantó y obligó a publicarlos. El trabajo de César Batiz y su equipo es el ejemplo de una cobertura valiente e innovadora, y de la determinación de un grupo de periodistas que no aceptaron los límites que el poder intentó imponerles.

Ganadores en la categoría Innovación

El jurado de la tercera ronda de juzgamiento de la categoría Innovación estuvo conformado por Virginia Pérez Alonso (España), Rosental Alves (Brasil) y Bruno Patiño (Francia). Este grupo de jurados eligió como ganadores a:

Equipo de Radio Ambulante de Perú, Colombia y Estados Unidos

Presentación del trabajo

Radio Ambulante es un proyecto de audio-periodismo narrativo basado en San Francisco, California, que combina el rigor investigativo de la crónica de prensa escrita, con un estilo audaz y fresco de producción de radio. Utiliza todas las herramientas tecnológicas disponibles para grabar, editar, producir, y distribuir contenido a una audiencia amplia, en más de 100 países. El contenido se distribuye de manera gratuita en el sitio web, a través de múltiples plataformas digitales, aplicaciones para móviles y en emisoras en Argentina, México, Estados Unidos, y Colombia. Radio Ambulante cree en, y apuesta por, una historia bien contada y bien producida, combinando la tradición oral de América Latina con el rigor periodístico y el dinamismo narrativo de la crónica escrita.

Comentario del jurado

Radio Ambulante reúne todos los criterios del premio: su calidad periodística es indudable e impecable tanto en los reportajes de audio como en el trabajo de presentación de todos los elementos radiofónicos. La calidad narrativa y técnica de los reportajes y ficciones es equiparable con lo que se hace de más alto nivel en el mundo radiofónico. Los temas elegidos son relevantes de una u otra manera para la totalidad de la sociedad latinoamericana y la comunidad latina en Estados Unidos.

El carácter innovador del proyecto se destaca en el propósito de crear un nuevo concepto de radio. En primer lugar, una radio sin emisora, que utiliza los recursos de la red para compartir sus contenidos, tanto a emisoras clásicas como al mundo de los usuarios (podcasts, posibilidad de ‘embeber’ el player, etc.). En este sentido, Radio Ambulante es más un dispositivo de difusión múltiple que una radio en el sentido clásico.

En segundo lugar, se nota el concepto colaborativo del proyecto: no solo llamando a la contribución de los usuarios que quieran proponer sus reportajes o ficciones audio (o video), sino también proponiendo un verdadero manual periodístico que permite darle una homogeneidad al conjunto de los reportajes. Al escuchar las diferentes historias se nota también el trabajo final de edición del equipo editorial de Radio Ambulante.

En último lugar, el modelo económico del proyecto, sin ánimo de lucro, y permitiendo la contribución de los oyentes, también se encaja en los modelos innovadores del momento.

5/10/14

MANUAL DE PERIODISMO DE DATOS IBEROAMERICANO



El Manual de Periodismo de Datos Iberoamericano es un proyecto gratuito y abierto, escrito de forma voluntaria por decenas de periodistas, programadores y diseñadores de medios de comunicación y organizaciones de Latinoamérica, España y Portugal. Su objetivo es dar cuenta del estado del Periodismo de Datos en Iberoamérica y ser una herramienta útil para desarrollar Periodismo de Datos en nuestros países. Este proyecto es una iniciativa de la Fundación Poderomedia en alianza con la Escuela de Periodismo de la Universidad Alberto Hurtado, con el apoyo de Hivos y el International Center for Journalists (ICFJ). 


Disponible bajo licencia Creative Commons 3.0.