24/1/10

EL FALSO DEBATE SOBRE LA OBJETIVIDAD

. Durante mucho tiempo los periódicos funcionaron como herramientas en la lucha política que distintos agrupaciones políticas-ideológicas llevaban adelante (liberales, socialistas, anarquistas, y siguen las firmas) .
La burguesía, por ejemplo, se enfrentaba a las clases dominantes con la intención de hacerse dueña del control del aparato del estado, es decir del poder institucional, ya que el poder económico lo fue consolidando, lento pero seguro, a través de los siglos XXVII y XXVIII.
Hacia principios del siglo XX, cuando la burguesía en el poder ya no necesitaba una prensa propagandística, se consolida una matriz mediática de neto corte comercial.
La aparición de la prensa de masas y la publicidad transforman a la actividad periodística en un sector de la economia pujante e innovador.
En EEUU y en Europa los denomindos "barones de la prensa", los multimillonarios dueños de los medios, siempre estuvieron preocupados por remarcar su "independencia" de los poderes de turno. En ese contexto historico confluyeron varias teorías, deudoras del positivismo y el empirismo lógico, para transformar el concepto de "objetividad" como sinónimo de "verdad".
La intención era apropiarse del estatus que las ciencias duras tenían a partir del método científico: observar, verificar, medir y reproducir.
El negocio era captar lectores fieles para anunciantes ávidos de contactos masivos, pero el discurso con el cual los mass media construyeron su identidad como empresas nos va a hablar de "voceros de la verdad", "fiscales de la Republica", del "cuarto poder", etc.
Es así como que los editores de los periódicos se reservan un espacio dentro de la publicación, donde pondrán negro sobre blanco sus opiniones.
La idea de separar la editorial del resto del corpus del diario se basa en diferenciar claramente la noticia de la opinión, ya que la mentada objetividad informativa nace de la figura de la noticia como un "espejo plano de la realidad".
El modelo de doble página editorial, donde se observa la editorial propiamente dicha, las cartas de lectores y las columnas de opinión, lo podemos encontrar en la mayoría de los periódicos de la actualidad.
Fuera del espacio de la editorial el periodista pierde la posibilidad de trabajar a partir de su subjetividad ya que tiene que respetar una serie de instrucciones o atenerse a un Manual de Estilo que lo despersonaliza.
De esta manera se transforma en un simple engranaje de una gran maquinaria, la empresa periodística, dentro de un gran sistema, el capitalismo, donde la noticia adquiere el carácter de mercancía, que como todas las mercancías industriales, se caracterizan por la producción en serie, la homogeneidad y la previsibilidad respecto a sus características.
El editor ejecutivo del
New York Times, Abraham M. Rosenthal, recomendaba a los periodistas de su diario que "el deber de todo reportero y editor es luchar para conseguir tanta objetividad como sea humanamente posible". La definición de "objetividad" es: distancia, exclusión de puntos de vista personales e inclusión de todos los puntos de vista.
Diversos códigos de ética periodística de todo el mundo rescatan el deber que tiene el periodista de informar a partir de la objetividad, en el de la ONU se la noticia objetiva como "información exacta, conforme a los hechos, comprobada en todos los hechos esenciales y sin deformación deliberada". Sin embargo en 1996, la
Sociedad de Periodistas Profesionales de Estados Unidos suprimió la palabra "objetividad" de su código de ética. El fundamento era que los periodistas son seres humanos, que se preocupan por su trabajo y tienen su propia opinión. Decir que son del todo objetivos es como decir que carecen de valores.
Partiendo de la base que es imposible anular la subjetividad del que informa, sin mencionar los intereses políticos y económicos a los que como empresa comercial cada medio responde, y siguiendo las premisas de A. M. Rosenthal, este sería el momento de presentarles el punto de vista opuesto a la "objetividad".
Vamos a detenernos un poco en la definición del termino "manipulación", ya que considero que este es el opuesto a analizar y no el de "subjetividad", como sería de suponer.
El
Diccionario Enciclopédico Larousse define manipulación como la "acción y efecto de manipular". Pero hay más, ya que entre otras acepciones podemos leer: "Ejercicio no confesado del poder a través de medios no institucionalizados, a fin de producir en los individuos determinados efectos. Las posibilidades de manipulación han aumentado considerablemente con el desarrollo de los medios de comunicación de masas".
Pero más que la definición "positivista" del término me gustaría compartir con ustedes unas palabras al respecto de
Hans Magnus Enzensberger publicadas en “Elementos para una teoría de los medios de comunicación” (Cuadernos Anagrama. Barcelona. 1971. Pág. 25 y 26) que, me parece, dejan saldada la discusión:

“Etimológicamente, el termino manipulación viene a significar una consciente intervención técnica de un material dado. Si esta intervención es de una importancia social inmediata, la manipulación constituye un hecho político. Este es el caso de la industria de la conciencia. Así pues, toda utilización de los medios presupone una manipulación. Los más elementales procesos de la producción, desde la elección del medio mismo, pasando por la grabación, el corte, la sincronización y la mezcla, hasta llegar a la distribución, no son más que intervenciones en el material existente. Por lo tanto, el escribir, filmar o emitir sin manipulación no existe. En consecuencia, la cuestión no es si los medios son manipulados o no, sino quien manipula los medios.
De lo cual se deduce que un proyecto revolucionario no debe eliminar a todos los manipuladores, sin que, por el contrario, ha de lograr que cada uno sea un manipulador”.

Por último, un ejemplo de cómo el monstruo de muerde la cola. El viernes 22 de enero se publica en el diario Clarín de Buenos Aires el siguiente artículo firmado por Facundo Landivar, miembro de la mesa de edición, donde pareciera que en nombre del grupo Clarín, que tiene una de sus empresas usando el lema "Periodismo Independiente", se queja por la falta de "objetividad" de dos medios con los cuales compite en mercado gráfico de Argentina, desconociendo algo que fue noticia hace tiempo... la objetividad murió, pero ningún diario puso la noticia en tapa.


LA RELACION DE LA PRENSA CON EL GOBIERNO
Las llamativas coincidencias de Noticias y Miradas al Sur
La revista de Perfil y el medio oficial, con el mismo enfoque y las denuncias de complot.

DIFERENCIARSE. PERO CON MUCHAS COINCIDENCIAS.
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No son tiempos fáciles éstos para las empresas de medios en la Argentina. Ni para los independientes, ni para los que abandonan todo tipo de pretensión de hacer un periodismo objetivo y se abrazan a las posturas oficiales, como si de ello dependiese, y es verdad que depende, su propia supervivencia.Pero si no es fácil para independientes ni oficialistas, tampoco lo es para los que ahora, para diferenciarse, ensayan un nuevo estilo, donde arremeten contra los medios informativos usando como escudo la independencia, pero repitiendo casi calcadamente los argumentos del oficialismo, disfrazado, eso sí, de una pretendida asepsia periodística.Esto quedó en evidencia el fin de semana último, cuando coincidieron los semanarios Noticias, de Editorial Perfil -de Jorge Fontevecchia- y Miradas al Sur, del ultrakirchnerista Sergio Szpolski. Los dos medios, con diferencias sutiles y hasta ahora parados en las antípodas sobre cómo llevar adelante un trabajo profesional en el periodismo, denunciaron el mismo complot contra la Presidenta, urdido, según ellos, desde la Vicepresidencia de la Nación, el Banco Central y este diario. Y hasta coincidieron en publicar esos artículos con fotos de las tres mismas personas.Si bien lanzar acusaciones amparados en difusas fuentes oficiales es ya un lugar común en los medios oficiales, no dejó de llamar la atención semejante cambio en un medio que hasta presentó varias denuncias públicas acusando al Gobierno de discriminarlo en la pauta publicitaria oficial.Como se dijo, para los medios independientes, las cosas no son fáciles. Al bloqueo absoluto de las fuentes informativas del oficialismo, se le suma la amenaza del castigo para quien ose romper el corralito informativo y se asume como complot cualquier noticia que no sea la que se esperaba. Para los oficialistas tampoco es fácil: justificar la mera existencia de un multimedio en los subsidios regalados desde el Estado, por el fracaso en conseguir lectores, caudal publicitario legítimo o audiencia propia, tampoco es el paraíso para ninguna empresa periodística que se catalogue de tal. Sólo basta ver como ejemplo el grupo multimedial ultrakirchnerista del empresario Szpolski que, como publicó Clarín, recibe una profusa inyección de fondos estatales a través de la pauta oficial, que está muy lejos de tener un correlato en circulación o ráting. Si no fuese por su manifiesta adhesión al credo kirchnerista, vería peligrar su propia existencia, ya que ninguno de los medios de ese grupo resultan rentables por la falta de atractivos para lectores y/o anunciantes.Finalmente, el tercer grupo también está complicado. No debe ser fácil proclamarse independiente o perseguido porque el Gobierno no era generoso en distribuirle publicidad oficial y ahora arremeter contra quien publica alguna investigación que molesta al matrimonio Kirchner. Ni asegurar, como dijo Noticias en su última edición -en la que coincidió con Miradas al Sur-, que una crítica a la Casa Rosada es parte de una operación consensuada entre políticos opositores, banqueros en apuros y grupos de medios. Casualmente, o no, el mismo discurso del oficialismo, como se vio el fin de semana. Para este último grupo, diferenciarse, aunque eso signifique llamarse independiente y publicar argumentos oficiales, parece ser el negocio. Como se dijo, no parecen ser estos tiempos fáciles para los medios en Argentina.

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