17/1/10

LOS DESAFIOS DE LA NUEVA LEY DE MEDIOS

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Foto: Diego Sandstede.

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Oscar Steimberg: “Con la ley de medios, inventamos o perdemos”

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El semiólogo y escritor argentino Oscar Steimberg asegura que ante la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual “no importa que la calidad no sea excelente, pero sí importa que ya no van a ser los mismos de siempre los que decidan los contenidos y la programación”.

A continuación, el docente en la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA reflexiona sobre los formatos, contenidos y géneros del medio más popular.

Ficción, telenovelas y costumbrismo. En la Argentina desde hace varias décadas, la telenovela fue producida pero también probada como lugar de experimentación, de producción de novedades. La historia de la telenovela en Argentina es muy interesante. Tiene tres grandes períodos: el clásico de las telenovelas con el melodrama de antes, las telenovelas que tenían una posición más abierta en términos de la definición, del contexto de la acción donde los personajes tenían que ver con lo que pasaba en el campo de la sociabilidad, de la economía, de la política. Pero este fenómeno no ocurre sólo en la Argentina. En una telenovela colombiana como Café con aroma de mujer, la protagonista es una mujer que primero es campesina, y llega a ejecutiva. Eso en la telenovela clásica no sucedía. Las novelas de los últimos diez años tienen como característica una suerte de reflexión sobre sí mismas, a través de un tipo de comentario o humor sobre la telenovela misma. La posibilidad de que lo que la novela represente o designe como caracteres y personajes actuales influya en la sociedad, es bastante parecido a lo que podría ocurrir en una novela literaria. Mi madre hace muchísimos años solía tener un cuaderno donde anotaba frases de las novelas que leía y que para ella tenían un valor casi filosófico. En cambio, cuando se repiten los recursos del género, y parece que los personajes buenos tienen siempre una determinada característica social, ahí si creo que se empobrece el género.

Graciosos. La legitimación de los discursos a través del humor. En los últimos tiempos, los programas de información periodística adoptaron el humor como un ingrediente indispensable de sus contenidos y segmentos. Pero a pesar de que es algo que ya está instalado en la televisión actual, no existió siempre. Su surgimiento y expansión coincide con el momento en que empiezan a decaer los programas de humor o cómicos. Antes, en la radio por ejemplo, había programas cómicos que la gente escuchaba, sintonizaba especialmente, en determinado día y horario. Eso fue sustituido por esta inserción del momento cómico en cualquier programa. Creo que una de las razones de esto está relacionada con la crisis de los géneros tradicionales, de los medios y de la cultura en su conjunto. Es como si ahora todo el mundo debiera demostrar que puede recorrer espectros de géneros, y no existe ya la idea de que algo pueda hacerse específicamente de una manera diferenciada, permanente. El problema es que esto es asumido por gente que en realidad no tiene como propósito hacer un programa humorístico sino político. Entonces, muchas veces, el momento cómico queda convertido en un momento de argumentación, impugnación o de ataque, con determinadas características diferentes de todo el desarrollo de ese mismo programa. Es así como muchas veces el momento cómico es más un momento de burla, sin humor.

Noticias para Doña Rosa. En un fenómeno que excede la dimensión nacional, en los últimos tiempos surgió un nuevo modelo de comunicador, periodista o presentador de noticias, que se pone en el lugar de la gente y opina e informa desde ese lugar, quitándole densidad a la información y alivianando las noticias. Volviendo a la figura de Doña Rosa, están los que argumentan “es terrible, es grave” al presentar una noticia. Y creo que se vuelve muy aburrido ese tipo de tratamiento de la información. Cuando veo a ese señor que en lugar de informar trata de expresarse o de mostrar lo que le pasa, y trata de decir lo que siente acerca de esas noticias, muchas veces me dan ganas de decirle “pero escuchame, yo no estoy aquí para hacerte de confesor, analista o terapeuta, no lo soy, por qué me tenés que confesar todo el tiempo cómo te sentís, no me importa el estado de tu corazón en este momento. Caramba, sólo dame las noticias”. Justamente lo que se espera de ellos es que sean profesionales de la información. Esto también ocurre porque se ha confundido una suerte de visión política cotidiana de todos los que no son políticos, con las intenciones de aquellos que defienden intereses muy precisos y buscan imponerlos. El hecho de que los partidos políticos se hayan convertido en un espacio borroso y que cada uno de los líderes, figuras o futuras figuras, tengan que demostrar su posición, hace que la información sea invadida por esa palabra que muchas veces no tiene profesionalidad porque no quiere tenerla, sino que busca estar del lado de alguno de los poderes que en esos momentos tiene que ver con la propiedad de los medios, por ejemplo.

Ley de medios e impacto en los contenidos. Tengo mucha expectativa respecto de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Los cambios dependerán de lo que se haga con ella. Diría que sólo en parte depende de los poderes públicos, en buena parte depende de aquellos que estamos en zonas de la cultura en la que se supone que cada uno tiene un lugar o una manera productiva. Creo que esta posibilidad de que los organismos no gubernamentales, sociales de todo tipo y educativos, ahora tengan la posibilidad de manejar el espacio de un canal es algo realmente para celebrar. No importa que la calidad no sea excelente, pero sí importa que no van a ser siempre los mismos los que decidan los contenidos y la programación. Creo que tiene un enorme valor la sanción de la ley y que ahora habrá que asumir la responsabilidad de hacer algo. La posibilidad está. A partir de ahora, o inventamos o perdemos.

Fuente: www.elargentino.com. Ver otras entradas de Steimberg.
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