30/7/08

LA BRUJA, EL RELATO, LA AGENDA Y EL ROPERO

.
El título de este post no responde a un capítulo mas de la saga de las Crónicas de Narnia, en realidad se relaciona a una actualidad rabiosa: se trata de la disputa, entre el sector político en ejercicio de la titularidad del Ejecutivo Nacional y gran parte del sistema de medios privados de la Argentina, por establecer la agenda de temas prioritarios para la opinión pública. Es común en los países que se organizan bajo un régimen democrático de mercado que la dependencia que se establece entre los medios de comunicación y el poder político sea muy importante, a pesar de las banderas libertarias que dichos medios flamean. La pauta de publicidad oficial (simple propaganda, lejos de la premisa constitucional de difusión de los actos de gobierno) y el uso de las diversas fuentes públicas de información son los elementos más notorios de la dependencia en cuestión. En los países que se organizan políticamente a partir del régimen de partido único el control informativo es férreo por parte del gobierno, ya que los medios son, en general, un apéndice mas de la estructura burocrática. Tenemos, también, una zona gris, donde podemos mencionar a las experiencias “populistas” de Latinoamérica, donde la disputa por la agenda es mas o menos controvertida: Venezuela, Ecuador, Bolivia, Chile y en menor medida Brasil. El concepto de agenda remite a la teoría de la agenda setting effects que nació a comienzos de los '70 en los EEUU. El nacimiento de la hipótesis ocurre a partir de un estudio empírico acerca de la relación existente entre lo publicado por la prensa gráfica y las opiniones de los ciudadanos respecto a diversos temas de interés político en los períodos preelectorales. El establecimiento de la agenda muestra cómo los mass media tienen la capacidad de transferir los asuntos destacados en sus agendas de noticias hacia la agenda pública. De acuerdo a esta teoría, el establecimiento de agenda crea una relación causal entre el público y los medios de comunicación, es decir: los medios de comunicación nos proporcionan la causa (el contenido) y el público suministra el efecto (la opinión).
Estas son las hipótesis más importantes de la agenda setting:
-Los medios no le dicen a la gente cómo pensar, sino sobre qué temas hacerlo. Es decir, establece el repertorio de los asuntos, los argumentos, los problemas sobre los que habla la opinión pública. -Los medios establecen la jerarquía de importancia en que son dispuestos los temas. -Los medios retroalimentan esta jerarquización por su característica auto-referencial: la radio cita los titulares de los diarios matutinos y realiza entrevistas buscando repercusiones, la televisión en el marco de los noticieros nocturnos ofrece una síntesis del proceso.
Según esta visión, los medios de comunicación al seleccionar los temas de interés construyen representaciones de la realidad. Pero de hecho no todos los medios tienen la misma capacidad para instalar la agenda. Es decir, el mero hecho de publicar una noticia no implica que ésta se integrará a los temas de discusión del público. Enmarcada en la tradición funcionalista, la investigación llevada a cabo por la agenda setting mantiene las preferencias cuantitativas. En este caso, su preocupación es medir la capacidad de los distintos medios de instalar temas de interés. Además de las capacidades de cada medio, estas investigaciones demuestran que la capacidad para instalar una agenda temática varían según:
-Los temas: hay temas más fáciles de instalar que otros. -Las audiencias: las personas que tienen una experiencia directa sobre el tema en cuestión son menos influenciables. -La relevancia política y social del tema. -La credibilidad del medio, su impacto cuantitativo, sus fuentes de información y el contexto social.
Por eso los investigadores miden el nivel de profundidad en el que se instala cada tema. No es lo mismo que la audiencia conozca sólo superficialmente “los títulos” de un tema, que conozca sus causas, los intereses en juego y que se posicione al respecto. En los últimos años, la teoría ha evolucionado: si bien es cierto que hay una transmisión de temas u objetos, éstos tienen numerosos atributos; aquellas características que completan el cuadro que cada tema tiene en los individuos. A la vez, así como hay temas más relevantes, también hay atributos con mayor jerarquía. Cuando los mass media describen un acontecimiento, dan más importancia a ciertos atributos que a otros o mencionan algunos con más o menos frecuencia. Precisamente, en eso se basa el segundo nivel de la agenda setting: en la transmisión de esos atributos con jerarquía desde los medios de comunicación hacia la agenda pública. Las implicancias de este segundo nivel se revelan en la posibilidad de que los medios no sólo determinen sobre qué temas pensar, sino también qué y cómo pensar respecto a esos temas. Parecen lógicos, ante esta perspectiva, los esfuerzos de la Presidenta Cristina Fernandez por abordar el tema del “relato” en cuanto acto político la tenga como protagonista. En este caso “relato” no coincide con la definición de genero literario (ficción o cuento), se refiere, mas bien, a una construcción de sentido a partir de datos de la realidad. La protesta ante la construcción de la realidad a partir del relato de los mass media hizo aparición en el discurso de la presidenta a partir del conflicto con las entidades representativas de la producción agropecuaria. Un acuerdo tácito se rompió al despuntar la puja, y a los medios que desde hace rato enfrentaban al gobierno por la discrecionalidad en la distribución de la pauta de publicidad oficial se le sumaron otros que tomaron clara postura por el “campo”. El conflicto, expresado materialmente en los cortes de ruta, las marchas, carpas, discursos y declaraciones varias, ganaba también un plano simbólico: la disputa por quien fijaba la agenda, tema no menor, aparentemente, a partir de lo encarnizado del duelo discursivo en el cual ambas partes se trenzaron. Desde la tribuna o el atril el poder político interpela a la ciudadanía, mientras que los “generales mediáticos” proponen un tejido semántico fabricado a partir del discurso hegemónico con el cual editorializan desde los títulos o las imágenes: el “campo” son ciudadanos pacíficos y librepensadores que se movilizan contra el autoritarismo del gobierno, mientras que los manifestantes oficialistas son movilizados a la fuerza o por la promesa de alguna prebenda. La amenaza de elevar al Congreso Nacional el proyecto de una nueva Ley de Radiodifusión pareció ser el as en la manga del gobierno, pero el enemigo es tan grande que cantar victoria antes de tiempo no parece recomendable. Usted lect@r, aburrido supongo a esta altura del post, se preguntará por el ropero... no cansa un poco esa mirada discriminadora de los cronistas respecto al vestuario y el peinado de la Presidenta de la Nación. ¿Por qué no se ocupan con tanto esmero del ropero y el estilista del resto de los funcionarios de todos los niveles?


28/7/08

BOB DYLAN ESTA AQUI

.

"Siete reglas simples para esconderse en la vida:

Una... nunca confíes en un policía con piloto.

Dos… ten cuidado con el entusiasmo y el amor. Ambos son temporarios y se van enseguida.

Tres… si te preguntan si te preocupan los problemas del mundo, mira bien a los ojos de quien pregunta. No te volverá a preguntar.

Numero cuatro y cinco… nunca reveles tu verdadero nombre y si alguna vez te dicen que te mires a ti mismo nunca lo hagas.

Seis… nuca digas ni hagas nada que la persona frente a ti no entienda.

Siete… nunca crees nada".

La cita pertenece a un pasaje de la película "I’m Not There" ("No estoy ahí") dirigida por Todd Haynes donde seis actores dan forma a distintos pasajes de la vida del compositor y cantante Bob Dylan.La lista incluye a Marcus Carl Franklin, Ben Whishaw, Heath Ledger, Christian Bale, Richard Gere, y Cate Blanchett, que desempeñan los personajes sobre la base de Dylan, pero con diferentes nombres.
El desafió de una biopic sobre un artista que forzó permanentemente los límites que la sociedad le impuso a su carrera y los límites que las palabras le imponían a su poesía no pudo tener mejor resolución: un poema transformado en imágenes, donde las convenciones del género se vuelven difusas para el deleite del público.
La siempre polémica biografía de Bob Dylan se conjuga con la potencia de las letras de sus canciones, siempre vigentes, a pesar del tiempo transcurrido.
Les dejo el trailer original de la película, espero que la puedan disfrutar.

27/7/08

CUANDO LA PIEDRA YA NO RUEDA

.

Para citar este texto: Monzón, Francisco L. (2004) "Cuando la piedra ya no rueda", revista "Cerdos & Peces", N° 58, Buenos Aires, Argentina, Agosto de 2004. Obtenido de http://codigosbinarios.blogspot.com/2008/07/cuando-la-piedra-ya-no-rueda.html

¿Cómo saber que el amor se acabó?
Sin duda cuando ya no hay reparos para la sinceridad, cuando se dice lo que se piensa, sin medir los costos.
Correo de lectores de la revista Rolling Stones, argentina, mayo de 2004:
“¿A alguien le gusta el hip hop en Argentina? Yo creo que no. Mis viejos ni siquiera saben que existe (...) Si a todas luces se nota que a los lectores de la revista no les interesa el hip hop, ¿por qué tanta insistencia, tantas notas, tantas frases como ¨Hip hop de Hollywood a Fuerte Apache¨, cuando es evidente que eso no es cierto?”
Conrado De Lucia, Ing. White, Bahía Blanca, Bs. As.
“Espera con ilusión la revista de abril. Quería ver el homenaje que imaginaba de mi héroe: Kurt Cobain. (...) Esperaba algo más. Así que les pido por favor que no vuelvan a fallar de esa forma”.
Ricardo Dubatti, Cap. Fed.
“Soy un incansable seguidor del rock y géneros afines, pero nunca encontré en la revista notas lo suficientemente profundas y relevantes sobre música como para necesitarla. (...) El hecho de que en la última edición hayan dedicado veinte páginas a cavilar sobre como se visten los famosos, mientras que los muy buenos recitales de Jethro Tull en el Gran Rex no merecieron más que un impresentable recuadrito, habla demasiado claro del rumbo mediocre que ha tomado imprevistamente su otrora intachable publicación.”
Federico Fernández, Beccar, Bs. As.
“Yo también he sentido ese regustillo a MTV en la edición argentina de la revista. Ni hablar de la edición española o la americana: MTV al por mayor.”
Daniel Vaca Narvaja, Bs. As.
Como el portazo de aquel que se va, dejando clavada en la puerta la última puteada, esa que está cargada de verdades y que es la más dolorosa, uno a uno los lectores de la RS van dejando sentada su postura.
Nacida en 1967, en San Francisco, con el logotipo dibujado a mano y la foto de tapa robada de un afiche de una película anti-bélica que mostraba el rostro de John Lennon, la piedra echada a rodar por un par de soñadores en esos turbulentos días hace tiempo que se detuvo. Es más, hoy esta corroída y llena de musgo.
Se podría decir, en términos económicos, que la primera edición fue un fracaso: de los 40.000 ejemplares impresos en papel de diario solo se vendieron 5.000. Tiempo después Jann Wenner, su fundador y actual director, afirmaba: “A pesar de todo sabíamos que estábamos haciendo algo grande. Sabíamos que la música era lo que amalgamaba a toda una generación, la música comunicaba ideas sobre las relaciones personales, los valores sexuales, la ética política y la manera en que queríamos vivir. Recomendé a los redactores que contaran historias que los apasionaran, historias en las que creyeran”.
Hoy la ecuación está invertida: la marca RS es una más de las tantas del grupo Wenner Media, vende promedio 8.000.000 de ejemplares mensuales alrededor del mundo, pero es una cáscara vacía, nada quedo del espíritu rebelde y trasgresor que fue su marca de origen. Autores como Tom Wolfe, Hunter S. Thompson, PJ O´Rourke y tantos otros que construyeron el mito hoy quedaron en el olvido, en sus páginas ya no habitan historias de bandas de rock en giras salvajes y backstages descontrolados, almas desesperadas en busca del límite, denuncias contra las perversidades del poder en todas sus variantes, drogas para el cuerpo y canciones para el alma (o viceversa). Esa mirada cómplice al lado salvaje se apagó...De las notas corrosivas de los primeros años a los reportajes que el mismísimo Jann le realizara varias veces a su amigo Bill Clinton en la Casa Blanca el tono general de la revista fue variando bajo las premisas que los especialistas en marketing dictaban.
Según Wenner en estos días ya nadie necesita artículos de más de 7.000 palabras, la imagen le gana la pulseada a la palabra impresa, el mundo es básicamente visual y los adolescentes, principal objetivo de la publicación en la actualidad, ya no están interesados en toda esa “contracultura” que sobrevalora a dinosaurios del rock, poetas olvidados y odia a Britney Spears junto a todos las “estrellas” fabricadas por la industria del entretenimiento.
Asediado por la competencia de revistas como Blender, que se conecta mejor con los jóvenes (a los que los aullidos de Thompson sobre una Harley les parecen cosa de sus padres), Entertainment Weekly, centrada en los famosos, y por las “lad magazines”, como por ejemplo FHM o Maxim, la RS se adapta a la fórmula que parece ser la panacea del éxito para no quedar fuera de foco: cada vez menos texto, imágenes porno light, productos de marca y a la moda, tecnología de punta y algo de Eminen, o el rapper del momento, para quedar bien.
La revista que nacía como vocera de la rebelión generacional en una Norteamérica marcada a fuego por la Guerra y la experimentación psicodélica hoy se rinde ante los designios del mercado.
Al fin al cabo, una revista, como cualquier otro medio, lo que vende son lectores a las agencias de publicidad y en este plano Wenner tiene razón: todo el mundo habla de la RS, pero cada vez menos gente la lee… y sus anunciantes lo saben.

Don´t cry for me Argentina

En los 90, de la mano de estos profundos cambios en su línea editorial, las tribus rockeras de la pampa húmeda tuvieron su cuarto de hora: llegaba la edición “nacional” de la RS. A igual que en España, Checoslovaquia y Australia, los argentinos podíamos leer “made in home” las verdades del rock & roll.
El primer número vendió 65.000 ejemplares (con Charly Garcia en la tapa), colocando la revista entre las más importantes a nivel nacional, pero después se estabilizó en un promedio de 30.000 ejemplares mensuales, con los vaivenes propios de los tiempos de crisis que en los últimos años caracterizaron al mercado editorial.
No hay manual de estilo ni se pide permiso a las lujosas oficinas de Nueva York para publicar algo. Generalmente el 50 por ciento del material es de la edición original y el resto es producido localmente.
Si bien algunas notas tratan de honrar el espíritu de los primeros años, la mayoría del material impreso solo parece apostar a lo políticamente correcto: un gran despliegue fotográfico de la mano de temas intrascendentes, pero no polémicos, y que no se desarrollan en profundidad.
“El lector no es el jovencito que usa jeans raídos y toca la batería en el patio del fondo de la casa. Su edad está definida por una perspectiva actitudinal, aquellos que se sienten jóvenes más allá de la edad”, el que habla es Andrés Gomez, Gerente de Negocios del Grupo La Nación, dueño de la marca en nuestro país.
La licencia para la explotación en Argentina y parte de Latinoamérica de la mano de la empresa Publirevistas, controlada por la S. A. La Nación, nos lleva a enfrentar una paradoja cruel: el centenario diario, hoy controlado por la familia Saguier, vocero de los sectores más conservadores y reaccionarios de la sociedad argentina administra el contenido de la revista que supo ganarse su lugar en la historia precisamente por enfrentarlos.
Busines are Busienes. ¡El diario La Nación editando la revista Rolling Stone!
Bienvenidos a la realidad, game over, amigos.

19/7/08

SEMIOLOGIA DE LA VIDA COTIDIANA

.

Son comunes, en la lógica de mercantilizar la producción cultural, las listas que diarios, revistas o suplementos culturales realizan con el fin de determinar los “mejores” discos o libros de la década, del siglo o de la historia. Si bien puede ser un ejercicio entretenido armar nuestra lista “personalizada”, es difícil encontrar parámetros para medir obras, en lo general, disímiles desde el género y las condiciones de producción.
Pero si cambiamos la propuesta y la consigna pasa por determinar la obra más influyente de un período histórico determinado tal vez la tarea sea más simple… o más complicada.
Pero dejemos de lado las introducciones… ¿Cuál es el libro más importante en el espacio de la comunicación de las últimas décadas?
Mi elección pasa por “
Mitologías” de Roland Barthes (1915-1980), editado originalmente en Paris en 1957 por Editions du Seuil.

Antes de ser publicados en formato libro, los artículos de Mitologías aparecen mensualmente en los diarios Les Lettres Nouvelles y en Critique (donde solo se publicaron dos de ellos). En estos trabajos se analiza la actualidad francesa entre 1952 y 1956 a partir del abordaje de los más variados acontecimientos: una nota periodística sobre los escritores, una película o un género cinematográfico, las fotos de una revista, un juicio, un espectáculo de lucha, etc.
El objetivo de Barthes, que pareciera político antes que semiológico, pasa por correr el velo de la naturalización de los actos humanos, de sus producciones discursivas en particular y las simbólicas en general. Todo es símbolo, nos dirá este pensador que reivindica una semiología de la vida cotidiana, ya que es allí donde el material abunda, es allí donde los estereotipos se hacen fuertes, donde la costumbre transforma a lo cultural en natural.
Es así como “Mitologías” va a consolidar una nueva disciplina dentro del campo de las ciencias sociales: la semiología como crítica ideológica al tomar como objeto de estudio la mitologización moderna.
En otro contexto, Marx ya había avanzado en este terreno al afirmar que el presente siempre se viste con los ropajes de lo arcaico. El avance da la modernidad, escudada por los laureles de la ciencia, pareciera barrer con los mitos de antaño pero ante el primer descuido el proceso se reanima y toma forma una nueva mitologización.
La modernidad significó, a grandes rasgos, el triunfo de la secularización y el repliegue de la religión, pero la caída de los santos, y demás seres divinos, dió paso a la aparición de nuevos ídolos, consolidados como tal por el mecanismo más efectivo del mito: la naturalización.
La naturalización basa su efectividad en el estereotipo, mientras que el mito encuentra en el arquetipo su mejor apoyo.
La Europa de la post guerra, contexto en el cual Barthes analiza expresiones de la cultura masiva (no confundir con popular), se caracteriza por un avance significativo de la cultura norteamericana en detrimento de los usos y costumbres nacionales.
El american's style life se impone de la mano del gran avance económico de una de las potencias vencedoras en el campo de batalla, pero esa victoria militar y ese poder económico de EEUU, se proyecta y se consolida de la mano de la industria cultural. Así se imponen nuevas costumbres, nuevos modos de relacionarse con el ocio: la mujer tiene un nuevo rol social, el consumo se erige como un pilar del sistema, el consumo de “productos culturales” consolida industrias relacionadas con las comunicaciones en sus diversas plataformas, etc.
Uno de los aportes más importantes que realiza Barthes en esta obra es demostrar que la idea de mitologización o naturalización no están relacionadas a priori con el poder hegemónico, ya que en la sociedad francesa que el analiza encontramos mitos de derecha, pero también de izquierda.
Así como el discurso hegemónico pretende borrar las huellas de su dominio instalando la idea de justificación superior (delegación divina o hereditaria, por ejemplo) el proceso se repite hacia el interior de grupos políticos “progresistas” donde la vanguardia se basa en el mismo proceso para dominar a la militancia de base.
Vemos en la historia que cuando una clase social quiere acceder al poder, la burguesía por ejemplo, argumenta reclamando por su derecho a ser la protagonista de ese tiempo histórico. La revolución de 1789 sintetiza esto, el “turno” de la realeza se extinguió, surgió un nuevo sujeto histórico que de la mano de la violencia reclama el manejo del aparato estatal, para sumarlo al manejo de la estructura económica que ya dominaba hace rato.
Pero aquí encontramos una de las claves del proceso de mitologización, ya que una vez que esa clase emergente se consolida en el poder reniega de la idea del “turno histórico”, ya que esta suposición daría lugar a la posibilidad de la derrota de la burguesía y la aparición de un nuevo sujeto histórico. En su lugar aparece el concepto de “naturaleza”, y se reniega de la “historicidad”: la burguesía cuando se percató que su tiempo había llegado se llamaba “histórica”, consolidad en el aparato estatal se denomina “natural”, es decir que remite al principio de los tiempos para justificar su supremacía. Este proceso lo encontramos en todas las sociedades, pero el aporte de Barthes es novedoso desde el momento en que nos muestra lo burdo de la maniobra escondida detrás de la aparente sutiliza con que en nuestros días se construyen nuevos mitos para naturalizar el dominio de la clase hegemónica.
La estructura del libro consta de cincuenta y cuatro textos que hablan de las miserias de la sociedad capitalista en general y del sector “pequeño burgués” en particular.
El primer tema que se trata en la obra es “El mundo del catch”, en este artículo el autor señala la diferencia que existe entre la lucha y los deportes genuinos, como el tenis o el boxeo.
En el boxeo los contrincantes se pegan el uno al otro de verdad y los dos tratan de ganar la pelea. En cambio en la lucha es evidente que la pelea no es de verdad, ya que los luchadores dan varias funciones por semana, o como mínimo una a la semana, mientras que los boxeadores, por regla, tienen un combate cada tres meses.
Barthes encuentra en la palabra actuación la única manera de describir el espectáculo que brindan al público, ya que si realmente hicieran lo que representan hacer se lastimarían tanto que seria imposible mantener el ritmo laboral que implican las giras por las ciudades y pueblos de Francia.
Según el autor, no es este el problema principal que plantea el mundo del catch: el público sabe que todo es mentira. Nadie se engaña. Es por esto que Barthes afirma que la actitud del espectador de una pelea de lucha es similar a la del lector de una novela o a la del espectador de una obra de teatro.
Cuando sobre algún escenario se representa Otelo, de Shakespeare, todos saben que el actor que interpreta al personaje principal no es en realidad un general moro en la Venecia del siglo XVI. Esa persona no es Otelo, y tampoco asesina a Desdémona en la realidad.
Es así como tampoco Tito Morán, el colectivero, quiere matar a Vicente Viloni cuando en el ring de “100 % Lucha” lo castiga, tal vez movilizado por ver en el campeón todo lo que el nunca podrá ser…
Todo es cuestión de usar signos, especialmente signos que no tienen contenido real.
En este ensayo Barthes adapta las teorías de Saussure, originalmete formuladas para el lenguaje, a una manifestación de la cultura popular.
Las crónicas de bodas de las revistas de moda le sirven para plantear el modelo de felicidad burguesa: una especie de bienestar enclaustrado dominado por la tecnología aplicada al hogar que se cimenta sobre el mito de la pareja; una especie de felicidad mezquina (y egoísta) que se propaga como un virus.
En otro capítulo Barthes nos habla del nuevo modelo de Citroën que se presenta como el equivalente moderno de las grandes catedrales góticas: un objeto superlativo y místico que engolosina las conciencias de la burguesía francesa.
La astrología es la literatura del mundo pequeño burgués: determina el uso del tiempo y enfatiza las historias que pueden vivir los personajes. Los astros nunca subvierten nada, al contrario, representan el mejor argumento a favor del statu quo.
En resumen, Barthes señala que con frecuencia cometemos el error de llamar "natural" a lo que consideramos socialmente aceptable, moralmente deseable o estéticamente placentero.
En este sentido podemos afirmar que es natural comer, dormir, tener relaciones sexuales y usar el lenguaje... pero qué comemos, cuándo dormimos, cómo tenemos sexo y qué palabras usamos es algo que varía de acuerdo a la cultura o subcultura de la que formemos parte: este es el peso cultural que se trata de ocultar tras la espesa niebla de lo natural.

.

5/7/08

CLASE DIECIOCHO: LA TEORIA DE LA DEPENDENCIA

.
Paulo Freire, precursor de la educación popular

A partir del resultado de numerosas investigaciones y el desarrollo de un cuerpo teórico influenciado por diversas corrientes durante las décadas deL 60 y 70 se conforma en latinoamerica un espacio de denuncia y de prácticas concretas con la intención de generar un cambio social. A continuación se detallan sus principales influencias:

Teología de la liberación: es imposible entender este movimiento sin considerar el peso que los movientos religiosos de base tuvieron en su conformación. El cambio de enfoque que determino la Segunda Conferencia Episcopal Latinoamericana desarrollada en Medellín en 1968, que llama a la Iglesia en su conjunto a “optar por los pobres”, pronto devino en la conformación del Movimiento de Sacerdotes Tercermundistas y la consolidación de la Teología de la Liberación como un espacio progresista que podía ligar a la Iglesia Católica con los movimientos sociales de base, a pesar de la oposición del Vaticano.

• La educación popular: desarrollada en la década del 60 en Brasil a partir de las premisas de Paulo Freire, se basa en la alfabetización de los excluidos del sistema que al aprender a leer y escribir palabras hacían una relectura global del mundo. Lo primero era tomar conciencia del lugar que ocupaban en la sociedad e identificar a los responsables de esa situación. A la educación formal, que denominaban educación bancaria, los alfabetizadotes oponían la concientización: era tan importante aprender a pensar como aprender a leer. Este movimiento estuvo ligado a una importante cadena de radios educativas dependientes de la Iglesia Católica del Brasil que operaban como soporte territorial del movimiento y su lema, síntesis de su concepción pedagógica, es: reflexión y praxis.

Teoría de la dependencia: a partir de su base económica se trasladaran algunas de sus premisas al plano social, dando paso a la denuncia del imperialismo cultural.

• Teorías marxistas y neo-marxistas: desde la intención de revertir la desigualdad social a partir de cambiar las estructuras del sistema productivo, pasando por la teoría de la vanguardia leninista hasta los postulados respecto a los aparatos ideológicos del estado de Althusser.


Nuevos movimientos sociales: se generan al margen de los partidos políticos tradicionales, nucleados por cuestiones sociales, etarias o de género (jóvenes, homosexuales, desocupados, movimientos de los “sin tierra”, etc.). Lo novedoso de estos colectivos es la intención de modificar algo puntual en la esfera social de pertenencia, descartándose la lucha por el poder político.



Los principales temas abordados son los siguientes:

• El carácter ideológico del discurso que circula socialmente a partir de los mass media, tanto en el nivel nacional como internacional, utilizando la denominación de imperialismo cultural para dar cuenta de una industria cultural penetrada por modelos de vida y valores foráneos.

• La propiedad de los medios y conglomerados de medios, denunciando no solo alta concentración de la estructura y la influencia de empresas extranjeras sino, también, el escaso acceso que la población en general, y los sectores populares en particular, tenían a fijar las pautas de programación de los mass media.

• La desigual circulación de la producción de contenido audiovisual entre los países centrales y los países periféricos.

• La concentración informativa generada por las agencias de noticias y los grandes holdings multinacionales respecto al flujo de la información internacional.

• La potencialidad de aplicar en cada país políticas y estrategias de planificación estatal en el área de las comunicaciones y las industrias culturales.
.

4/7/08

CLASE DIECINUEVE: COMUNICACIÓN ALTERNATIVA Y EDUCACIÓN PARA LA COMUNICACIÓN



En paralelo al desarrollo de estas investigaciones y elaboraciones teóricas se llevan a la práctica una serie de experiencias a lo largo del continente que tratan de materializar una de las premisas de esta corriente: que la comunicación sea una instancia de diálogo y no de imposición autoritaria.

Uno de los caminos recorridos en esta búsqueda se relaciona con experiencias de comunicación alternativa. Lo alternativo se plantea desde el contenido (los temas) y también, acaso principalmente, desde la estructura de la propiedad de los medios y desde su organización (propiedad colectiva y organización horizontal).

Un sinnúmero de experiencias en distintos formatos y de distintas características que reclaman la etiqueta de “alternativas” obligan a los investigadores a elaborar una definición que permita marcar los límites de este fenómeno. Pero el propio contexto histórico donde estas experiencias se desarrollan (convulsión social, represión legal y para-legal) impiden llegar a un consenso respecto a dichos límites, influyendo sin duda en la mirada de cada intelectual su postura personal, su compromiso con la problemática y su grado de militancia.

Como muestra de esto último transcribimos a continuación dos definiciones:

Diremos que es alternativo todo medio que, en un contexto caracterizado por la existencia de sectores privilegiados que detentan el poder político, económico y cultural (en las distintas situaciones posibles desde el sistema de partido único y economía estatizada hasta regimenes capitalistas de democracia parlamentaria y las dictaduras militares) implica una opción ante el discurso dominante”.[1]

Proponemos la expresión comunicación alternativa para aquellas relaciones dialógicas de transmisión de imágenes y signos que estén insertas en una praxis trasformadora de la estructura social en tanto totalidad”.[2]

Así de tajante será la distancia entre una mirada y otra: solo es alternativa la práctica enmarcada en un proyecto revolucionario o son alternativos los medios que se plantean como oposición a los mass media tradicionales o como opción al discurso dominante.

En líneas generales, la mayoría de las experiencias de comunicación alternativa de nuestro continente nacieron a la sombra de luchas populares (activas o de resistencia), y por ese motivo muchas se apagaron con ellas.

Luego de varias décadas de experiencia, este fenómeno sigue con protagonismo en el campo de la comunicación en nuestro continente, tal vez por que siempre hay motivos para luchar, agiornando las prácticas y los formatos a partir de las enseñanzas del pasado y de las nuevas herramientas tecnológicas.

Por otro lado encontramos la tarea de promotores, influenciados por la teoría de Paulo Freire y la Teología de la Liberación, que desde instancias informales promueven la lectura crítica de los mensajes elaborados desde la cultura de masas a partir del trabajo con grupos.[3]

Básicamente la lectura crítica propone las siguientes etapas:

• Enunciación de los valores del grupo: a partir del contacto con un discurso mediático se analizan las coincidencias y las divergencias entre los valores del grupo y los valores explícitos del producto cultural en cuestión.

• Problematización temática: a partir de las características de cada grupo se presenta un producto cultural para promover el debate y definir o caracterizar la mirada de los medios respecto al tema trabajado.

• Estudio de la comunicación como producto: se hace foco en una producción determinada se analiza la organización del discurso o programa (estructura), las técnicas utilizadas para elaborarlo (el lenguaje) y el o los mensajes hechos públicos (explícitos o implícitos), para lo que se usa las dinámicas de los puntos anteriores.

• Estudio de la comunicación como proceso: se analiza la producción y circulación de la información (agencias de noticias y medios tradicionales), comparando el abordaje que distintos medios realizan del mismo tema y haciendo explicita la vinculación comercial que existe entre las propias empresas de comunicación (grupos o holdings mediáticos) y otras empresas de la economía formal que generalmente, a partir del auspicio o del anuncio comercial, condicionan la línea editorial de los primeros, cuando no son partes de un mismo grupo junto a ellos.

Acompañando estas instancias de comunicación alternativa y lectura critica encontramos, también, una serie de acciones que sirven para delinear las características de esta teoría:

• La Conferencia Intergubernamental sobre Políticas de Comunicación en América Latina y el Caribe, organizada por la UNESCO en Costa Rica durante 1976, promueve el establecimiento y la consolidación de políticas nacionales de comunicación y cultura. A partir de la oposición de los medios privados, representados por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y de la inestabilidad política de una región castigada por gobiernos de facto, las propuestas de la conferencia, apoyadas por casi todos los delegados de los países participantes, nunca pudieron ser aplicadas. A pesar de esta falencia, el salto en calidad del debate fue muy importante: la comunicación se deja de pensar como un recurso más del mercado y pasa a ser considerada como un derecho social, que debe ser garantizado por el estado en las instancias de acceso y participación.

• En la misma línea, encontramos la intención de establecer un Nuevo Orden Internacional de la Información y la Comunicación (NOMIC). A partir de las premisas de la teoría de la dependencia y luego del debate en distintas instancias multilaterales, una de ellas la conferencia de Costa Rica, se promueve revertir la dependencia informativa del tercer mundo respecto al primero. Con la intención de promover este debate se forma la Comisión McBride, que en 1980 hace público en Belgrado un informe conocido bajo el título “Un solo mundo, voces múltiples”.








Referencias:
[1] Comunicación alternativa y cambio social. Simpson Grinberg, Máximo. Premia Editora. México. 1986.
[2] Para una definición alternativa de la comunicación. Graciano, Margarita. Revista ININCO, N° 1. Caracas. 1980.
[3] Algunas preguntas disparadoras con las cuales entrenarse en la lectura crítica de los discursos mediáticos: ¿Quién es el emisor del mensaje? ¿Qué intereses económicos y políticos tiene? ¿Qué posición tiene sobre el tema difundido? ¿Se presenta como un emisor “objetivo” o aclara abiertamente su posición al respecto? ¿Qué valores sociales, abierta o solapadamente, se refuerzan? ¿A que receptor esta interpelando el mensaje? ¿Con que intención? ¿Qué tipos de recursos técnicos utiliza el emisor para elaborar el mensaje? ¿Inciden estos recursos en el sentido del mensaje?
.

CLASE VEINTE: APORTES DESDE LATINOAMERICA



En la década del 80 comienza en la región un proceso de reinstauración de gobiernos democráticos. El pasado reciente, de la mano de gobiernos militares apoyados por los EE.UU., dejaba un saldo muy negativo: alto endeudamiento externo que condicionaba la autonomía democrática y violaciones sistemáticas de los derechos humanos y sociales.

En este contexto surgen en América Latina nuevos paradigmas que dejaban atrás las premisas del imperialismo cultural. Comienza así, una época de nuevos aportes y rupturas respecto a los desarrollos teóricos y a las investigaciones de campo realizadas hasta ese momento.

El español, residente en Colombia desde 1963, Jesús Martín Barbero (1937) publica en 1987 “De los medios a las mediaciones”, donde cuestiona el concepto de audiencias pasivas que redundan en sujetos sometidos gracias a la dominación ideológica que imponen los mass media y promueve mirar el otro lado del proceso de la comunicación, llamado recepción, conformado por las resistencias y las variadas formas de apropiación de los contenidos de los medios. La comunicación se hace así cuestión de cultura, que exige revisar todo ese proceso "massmediador" desde el lado de la recepción, del reconocimiento y la apropiación.

“(…) algunos comenzamos a sospechar de aquella imagen del proceso comunicacional en la que no cabían más figuras que las artimañas del dominador, en la que todo transcurría entre unos emisores dominantes y unos receptores dominados sin el menor indicio de seducción o resistencia, y en la que por la estructura del mensaje no atravesaban los conflictos ni las contradicciones y mucho menos las luchas. (…) todo lo que del modo en que las gentes producen el sentido de su vida, del modo en que se comunican y usan los medios, no cabía en el esquema”. [1] 

En esta nueva etapa se pasa de la denuncia del contenido ideológico de los mensajes y la propiedad de los medios a poner el acento en la recepción y los usos que las audiencias hacen de los medios.

Para dar cuenta de esta trama de sentido Barbero utiliza el concepto “mediaciones”, que describe como las matrices culturales desde las que se reciben los mensajes de la industria cultural, pero también son las tramas con las que los mass media construyen sus mensajes e interpelan a las audiencias. En este proceso las culturas populares se reconocen, construyen su identidad y le dan sentido al mundo.

Como ejemplo de este dispositivo simbólico se menciona al éxito que las telenovelas tienen en Latinoamérica y el caribe. Barbero afirma que los sectores populares se reconocen en las experiencias narradas, donde encuentran reflejadas en parte su cotidianeidad, los valores familiares y sociales que les son propios, y donde se hacen presentes elementos temáticos como la memoria y la identidad.




Asimismo, en 1989 el argentino, residente en México a partir de un exilio político, Néstor García Canclini (1939) publica “Culturas Híbridas”, dando un nuevo impulso a este nuevo corpus teórico y metodológico de los estudios latinoamericanos en comunicación y cultura.

“Así como no funciona la oposición abrupta entre lo tradicional y lo moderno, tampoco lo culto, lo popular y lo masivo están donde nos habituamos a encontrarlos. Es necesario reconstruir esa división en tres pisos, esa concepción hojaldrada del mundo de la cultura, y averiguar si su hibridación puede leerse con las herramientas de las disciplinas que los estudian por separado. Necesitamos ciencias sociales nómadas, capaces de circular por las escaleras que comunican esos pisos”. [2] 

En esta obra se describe a América Latina como un continente hecho de cruces y mestizajes y que sólo se podrá comprender su cultura dando cuenta de su carácter híbrido, donde lo tradicional y lo moderno, pero también lo culto, lo popular y lo masivo, se entrecruzan y se mezclan.

García Canclini afirma que es en la cultura donde los conflictos se hacen evidentes, ya que es el espacio donde las culturas subordinadas aceptan la dominación y las desigualdades; pero donde pueden elaborar estrategias de resistencia o negociación con la cultura hegemónica.

Al mezclar distintos bienes y símbolos culturales, las culturas subordinadas construyen su identidad, en las fronteras de lo tradicional y lo moderno, pero también de lo masivo, lo culto y lo popular.

El concepto “hibridación” marca un camino alternativo al que predomino en América Latina para entender los procesos comunicacionales y culturales.

El nuevo aporte conceptual afirma que lo moderno, que es vehiculizado por el sistema educativo, no sustituye completamente a lo tradicional, lo autóctono (ya sea indígena o criollo), así como tampoco lo masivo disuelve completamente lo popular o sustituye lo culto.

Por eso es necesario revisar las concepciones clásicas que explican el funcionamiento cultural, ya que en ese juego de préstamos recíprocos lo masivo, que atraviesa lo popular, no termina necesariamente subordinándolo, como tampoco lo popular o lo culto están incontaminados y resistiendo con éxito los embates de los mass media.







Referencias:
[1] De los medios a las mediaciones. Barbero, Jesús Martín. Editorial Gustavo Gili. Barcelona. 1991.
[2] Culturas híbridas. García Canclini, Nestor. Editorial Grijalbo. México. 1989.