27/7/08

CUANDO LA PIEDRA YA NO RUEDA

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Para citar este texto: Monzón, Francisco L. (2004) "Cuando la piedra ya no rueda", revista "Cerdos & Peces", N° 58, Buenos Aires, Argentina, Agosto de 2004. Obtenido de http://codigosbinarios.blogspot.com/2008/07/cuando-la-piedra-ya-no-rueda.html

¿Cómo saber que el amor se acabó?
Sin duda cuando ya no hay reparos para la sinceridad, cuando se dice lo que se piensa, sin medir los costos.
Correo de lectores de la revista Rolling Stones, argentina, mayo de 2004:
“¿A alguien le gusta el hip hop en Argentina? Yo creo que no. Mis viejos ni siquiera saben que existe (...) Si a todas luces se nota que a los lectores de la revista no les interesa el hip hop, ¿por qué tanta insistencia, tantas notas, tantas frases como ¨Hip hop de Hollywood a Fuerte Apache¨, cuando es evidente que eso no es cierto?”
Conrado De Lucia, Ing. White, Bahía Blanca, Bs. As.
“Espera con ilusión la revista de abril. Quería ver el homenaje que imaginaba de mi héroe: Kurt Cobain. (...) Esperaba algo más. Así que les pido por favor que no vuelvan a fallar de esa forma”.
Ricardo Dubatti, Cap. Fed.
“Soy un incansable seguidor del rock y géneros afines, pero nunca encontré en la revista notas lo suficientemente profundas y relevantes sobre música como para necesitarla. (...) El hecho de que en la última edición hayan dedicado veinte páginas a cavilar sobre como se visten los famosos, mientras que los muy buenos recitales de Jethro Tull en el Gran Rex no merecieron más que un impresentable recuadrito, habla demasiado claro del rumbo mediocre que ha tomado imprevistamente su otrora intachable publicación.”
Federico Fernández, Beccar, Bs. As.
“Yo también he sentido ese regustillo a MTV en la edición argentina de la revista. Ni hablar de la edición española o la americana: MTV al por mayor.”
Daniel Vaca Narvaja, Bs. As.
Como el portazo de aquel que se va, dejando clavada en la puerta la última puteada, esa que está cargada de verdades y que es la más dolorosa, uno a uno los lectores de la RS van dejando sentada su postura.
Nacida en 1967, en San Francisco, con el logotipo dibujado a mano y la foto de tapa robada de un afiche de una película anti-bélica que mostraba el rostro de John Lennon, la piedra echada a rodar por un par de soñadores en esos turbulentos días hace tiempo que se detuvo. Es más, hoy esta corroída y llena de musgo.
Se podría decir, en términos económicos, que la primera edición fue un fracaso: de los 40.000 ejemplares impresos en papel de diario solo se vendieron 5.000. Tiempo después Jann Wenner, su fundador y actual director, afirmaba: “A pesar de todo sabíamos que estábamos haciendo algo grande. Sabíamos que la música era lo que amalgamaba a toda una generación, la música comunicaba ideas sobre las relaciones personales, los valores sexuales, la ética política y la manera en que queríamos vivir. Recomendé a los redactores que contaran historias que los apasionaran, historias en las que creyeran”.
Hoy la ecuación está invertida: la marca RS es una más de las tantas del grupo Wenner Media, vende promedio 8.000.000 de ejemplares mensuales alrededor del mundo, pero es una cáscara vacía, nada quedo del espíritu rebelde y trasgresor que fue su marca de origen. Autores como Tom Wolfe, Hunter S. Thompson, PJ O´Rourke y tantos otros que construyeron el mito hoy quedaron en el olvido, en sus páginas ya no habitan historias de bandas de rock en giras salvajes y backstages descontrolados, almas desesperadas en busca del límite, denuncias contra las perversidades del poder en todas sus variantes, drogas para el cuerpo y canciones para el alma (o viceversa). Esa mirada cómplice al lado salvaje se apagó...De las notas corrosivas de los primeros años a los reportajes que el mismísimo Jann le realizara varias veces a su amigo Bill Clinton en la Casa Blanca el tono general de la revista fue variando bajo las premisas que los especialistas en marketing dictaban.
Según Wenner en estos días ya nadie necesita artículos de más de 7.000 palabras, la imagen le gana la pulseada a la palabra impresa, el mundo es básicamente visual y los adolescentes, principal objetivo de la publicación en la actualidad, ya no están interesados en toda esa “contracultura” que sobrevalora a dinosaurios del rock, poetas olvidados y odia a Britney Spears junto a todos las “estrellas” fabricadas por la industria del entretenimiento.
Asediado por la competencia de revistas como Blender, que se conecta mejor con los jóvenes (a los que los aullidos de Thompson sobre una Harley les parecen cosa de sus padres), Entertainment Weekly, centrada en los famosos, y por las “lad magazines”, como por ejemplo FHM o Maxim, la RS se adapta a la fórmula que parece ser la panacea del éxito para no quedar fuera de foco: cada vez menos texto, imágenes porno light, productos de marca y a la moda, tecnología de punta y algo de Eminen, o el rapper del momento, para quedar bien.
La revista que nacía como vocera de la rebelión generacional en una Norteamérica marcada a fuego por la Guerra y la experimentación psicodélica hoy se rinde ante los designios del mercado.
Al fin al cabo, una revista, como cualquier otro medio, lo que vende son lectores a las agencias de publicidad y en este plano Wenner tiene razón: todo el mundo habla de la RS, pero cada vez menos gente la lee… y sus anunciantes lo saben.

Don´t cry for me Argentina

En los 90, de la mano de estos profundos cambios en su línea editorial, las tribus rockeras de la pampa húmeda tuvieron su cuarto de hora: llegaba la edición “nacional” de la RS. A igual que en España, Checoslovaquia y Australia, los argentinos podíamos leer “made in home” las verdades del rock & roll.
El primer número vendió 65.000 ejemplares (con Charly Garcia en la tapa), colocando la revista entre las más importantes a nivel nacional, pero después se estabilizó en un promedio de 30.000 ejemplares mensuales, con los vaivenes propios de los tiempos de crisis que en los últimos años caracterizaron al mercado editorial.
No hay manual de estilo ni se pide permiso a las lujosas oficinas de Nueva York para publicar algo. Generalmente el 50 por ciento del material es de la edición original y el resto es producido localmente.
Si bien algunas notas tratan de honrar el espíritu de los primeros años, la mayoría del material impreso solo parece apostar a lo políticamente correcto: un gran despliegue fotográfico de la mano de temas intrascendentes, pero no polémicos, y que no se desarrollan en profundidad.
“El lector no es el jovencito que usa jeans raídos y toca la batería en el patio del fondo de la casa. Su edad está definida por una perspectiva actitudinal, aquellos que se sienten jóvenes más allá de la edad”, el que habla es Andrés Gomez, Gerente de Negocios del Grupo La Nación, dueño de la marca en nuestro país.
La licencia para la explotación en Argentina y parte de Latinoamérica de la mano de la empresa Publirevistas, controlada por la S. A. La Nación, nos lleva a enfrentar una paradoja cruel: el centenario diario, hoy controlado por la familia Saguier, vocero de los sectores más conservadores y reaccionarios de la sociedad argentina administra el contenido de la revista que supo ganarse su lugar en la historia precisamente por enfrentarlos.
Busines are Busienes. ¡El diario La Nación editando la revista Rolling Stone!
Bienvenidos a la realidad, game over, amigos.

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