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En la edición de hoy del diario Crítica de la Argentina nos enfrentamos a una situación poco común en el periodismo gráfico de la Argentina. Despúes de cinco meses de cobrar los salarios en cuotas y vencido el plazo que la empresa fijo para regularizar la situación del sueldo sin pagar de marzo, los 170 empleados de la empresa Papel 2.0 comenzaron con medidas de acción directa, desde retirar la firma en las notas publicadas a paros de 24 hs.
Como publicamos en este blog oportunamente, el diario fué fundado por Jorge Lanata hace 2 años. El retiro de los accionistas fundadores implicó la renuncia de Lanata a la dirección. Era el momento del empresario español Antonio Mata Ramayo, que con la compra del 80 % del paquete accionario decía presente en el mercado editorial de la Argentina. Lamentablemente, este personaje con fuerte presencia internacional en los rubros turismo y transporte ya era conocido en nuestro país por su paso por Aerolíneas Argentinas, previo a la estatización de la empresa. El socio minoritario es Marcelo Figueiras, del Laboratorio Richmond.
La novedad que aporta este desmanejo empresarial (uno más y van....) es la nota firmada por los trabajadores de Crítica y publicada por el mismo diario donde se realiza un raconto de la historia del conflicto.
Un pacto tácito entre los editores impide que un medio de comunicación refiera a conflictos gremiales de medios colegas, sin importar si son de gráfica o audiovisuales. Si bien esta norma eventualmente se deja de lado se conocen pocos antecedentes de información publicada que comprometa a la empresa editora en un medio que le pertenezca.
Esto se puede leer en la página 4 de la edición del 15 de Abril de 2010, como complemento se publica en la contrapágina el descargo de la empresa:
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Carta Abierta
Comisión Gremial Interna
Los trabajadores de Crítica de la Argentina estamos de paro. Si usted es lector de nuestras páginas habrá notado que el viernes 9 el diario no salió. Desde entonces se edita una versión reducida y de emergencia como la que tiene en sus manos o en su monitor, lejos del producto que solemos entregarle y del que estamos orgullosos.
Los trabajadores de Crítica de la Argentina estamos de paro. Si usted es lector de nuestras páginas habrá notado que el viernes 9 el diario no salió. Desde entonces se edita una versión reducida y de emergencia como la que tiene en sus manos o en su monitor, lejos del producto que solemos entregarle y del que estamos orgullosos.
La medida de fuerza responde al simple hecho de que la empresa editora Papel 2.0 no pagó los sueldos. Y no es la primera vez. Los 167 empleados del diario venimos cobrando en cuotas y con demora desde hace cinco meses, cuando la compañía que encabeza Antonio Mata negociaba con nosotros una recomposición salarial que paliara los efectos de la inflación. Recomposición que venía posponiendo desde marzo del año pasado.
El 20 de enero los trabajadores y la empresa firmamos un acuerdo en el que Papel 2.0 se comprometía a regularizar los pagos este mes. El acuerdo fue homologado por el Ministerio de Trabajo y los empleados del diario aceptamos una recomposición muy inferior a la inflación prevista y a los aumentos de los demás medios, con el único fin de contar con un horizonte de previsibilidad frente a la incertidumbre generada desde la patronal. Ese horizonte se desvaneció el jueves pasado. A 24 horas de que se venciera el plazo legal para depositar los sueldos de marzo, las autoridades nos comunicaron que lo harían en dos cuotas y más tarde que nunca: el 19 y el 26 de abril. El acuerdo, que iba a durar quince meses, fue violado por la empresa apenas dos meses y medio después de firmado. Tampoco hay garantías acerca de los pagos futuros.
Durante estos días, el diario fue redactado sólo por una parte del personal jerárquico, razón por la cual salió a la calle diezmado, sin las secciones habituales y sin las notas de los periodistas que lo escriben todos los días.
Nuestra pelea por el derecho más elemental -cobrar por el trabajo que se realiza- tuvo eco en innumerables medios locales y nacionales, pese al cepo informativo que suele impedir que se publiquen las noticias sobre conflictos gremiales en los medios de comunicación. En un acto realizado el lunes pasado frente a la redacción logramos también el apoyo de diputados, legisladores y funcionarios de todo el arco político, así como de representantes de organismos de Derechos Humanos, organizaciones estudiantiles, sindicatos, partidos políticos y comisiones internas gremiales de otros medios.
Luego del acto, todos los bloques partidarios de la Legislatura porteña suscribieron un proyecto de declaración donde instan a la empresa a cumplir con los acuerdos firmados. En la Cámara de Diputados de la Nación se tramitan dos declaraciones similares.
Ayer, una nueva y masiva asamblea de trabajadores ratificó por unanimidad la continuidad de la huelga. También votó la publicación de esta carta para que los lectores comprendan la gravedad de nuestra situación.
No desconocemos el golpe que significa para las finanzas del diario la discriminatoria ausencia de pauta publicitaria oficial por parte de los distintos niveles de gobierno. Pero no podemos aceptar que la empresa traslade esa carencia a nuestro bolsillo. La empresa declama su voluntad de seguir con el diario, aunque no explica cómo hará para solventarlo.
Las autoridades que responden a Antonio Mata (el accionista mayoritario) aducen que quien incumplió con sus aportes es Marcelo Figueiras, el minoritario. Éste, a su vez, negó en una carta al personal su responsabilidad frente a la crisis. Al margen de esas explicaciones, nosotros seguimos sin cobrar y nuestras familias continúan sin su sustento. Por eso ratificamos: sin sueldos, no se trabaja.
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Vista aérea de los trabajadores en lucha.
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